lunes, 31 de octubre de 2016

Montichelvo-SantJeroni-Circ-Lorcha

Esta ruta está basada en la ruta de los monasterios desde Alzira hasta Gandía. La ruta  de los monasterios pasa por los monasterios de La Murta, Aigües Vives, Santa María de la Valldigna, Corpus Christi y Sant Jeroni. Como siempre yo voy adaptando las rutas a mi conveniencia, a veces no tan conveniente porque en este caso había partido la ruta original en varias rutas debido a la dificultad de tener que enlazar el final con el principio o bien en tren o bien con dos coches. Al final hice un cortar-dibujar-pegar y listo…, cuatro rutas para conocer estos cinco monasterios.
foto tomada de http://vaigapeu.blogspot.com.es/2013/06/el-circo-de-la-safor.html 

Llegaba a Montichelvo, lugar elegido para iniciar la ruta. Iniciaba la casa por el tejado pues es la ruta más lejana del tríptico de los monasterios y además iba a quedar sin enlazar con las otras dos, que están por llegar. Se queda en tríptico pues el monasterio de la Murta no lo llegué a completar en la ruta Cullera-Alzira por una avería, como además no se puede entrar al recinto con la bici pues solo veré los otros cuatro. Cuando me pongo a diseñar las rutas veo mil sitios que quiero conocer, por los que quiero pasar. A veces son simples caprichos: un camino que me gusta cómo zigzaguea por el mapa, una arboleda que parece que tiene buena pinta, una bonita foto que he visto en algún sitio, en fin. Otras veces responde el capricho a algo más elaborado en mi mente y que lo dota de mayor peso. Un monasterio, ermita, lavadero, catarata, río, montaña mítica o vete tú a saber qué.


El caso es que el monasterio de Sant Jeroni era el punto de ignición para esta ruta, que además iba a aportar muchos y muy interesantes objetivos extras a esta ruta. Y hacia allí me dirijo tras poner a la Zesty en el suelo y ver esa sonrisa que se le pone cuando se sabe la protagonista de lo que queda del día. Cruzo la carretera y me adentro entre campos de cultivos en un camino de bajada que me lleva rápido hacia Terrateig. 

Llego a un punto donde, a la derecha, remonto y llego al pueblo para visitar el lavadero. La subida me trae remotos recuerdos de Agres: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2010/04/cronica-de-serra-mariola.html nada tiene que ver la subida con aquella pero algunos detalles evocan aquel día en mi mente.  

Vuelvo a bajar al cruce y giro a la derecha, enseguida la ermita. Un lindo lugar junto a sus cipreses. El camino presenta un carril bici a todas luces innecesario en este tramo de camino secundario sin excesivo tráfico, pero si además el carril está dejado de la mano de Dios y de los hombres, y no tiene ningún mantenimiento, resulta que las zarzas se adueñan del lugar y resulta imposible ciclar por allí sin riesgo a pinchar y a engancharse la ropa, además sin posibilidad de salir de allí si no saltamos el muro que nos han puesto, ya que no hay ninguna escapatoria de principio a fin. 

Paso junto a la presa de la rambla Vernissa. Es una presa de nueva construcción que no está diseñada para almacenar agua sino para retener durante unas horas las avenidas del río Vernissa y evitar, así, los efectos catastróficos cuando coinciden con las avenidas del río Serpis, donde desembocan sus aguas.
Desde aquí estoy a un paso de Lloc Nou de Sant Jeroni. Un par de rotondas que traen algo más de tráfico desde la CV-60 que me acompañaba a mi derecha desde Terrateig. Pronto me encuentro con el lavadero a la izquierda pero primero sigo adelante para ver la iglesia,  con un campanario algo futurista que bien podría inspirar alguna película sobre el género. 


Llego, ahora sí, al lavadero junto a un singular reloj solar; las dos piezas flanqueando el camino hacia Almiserat. 

Cruzo la rambla Vernissa y llego al pequeño pueblo buscando el lavadero a espaldas de la iglesia. Un viejo gato me mira con la misma curiosidad que demuestro yo por el viejo lavadero, aunque yo me llevaré una foto de recuerdo y el gato no, supongo que él no la necesita, su vida es más simple que todos estos rollos que nos montamos los humanos para intentar ser felices: fotos, móviles, redes sociales, bicicletas, subir montañas..., lo conseguimos? Sigo mi camino junto a la rambla que vuelvo a cruzar. 

Sin caudal pero con algún charco en el fondo asomando entre las desgastadas piedras que forman su lecho. 

Luego una forma conocida asoma entre el cañaveral y no me resisto a recoger el testigo que pasaré a los miembros del observatorio Manises J98. Llego así hasta el cartel que indica la senda al acueducto.  

El pequeño acueducto, que abastecía de agua al monasterio, salva un pequeño barranco, y un camino empedrado se adentra en la montaña hacia Les Fonts. Yo retrocedo hasta la carretera y continúo adelante hacia mi objetivo. Llego a Rótova y dibujo, en su trazado urbanístico, el contorno del meandro del río que volveré a cruzar ya fuera del pueblo. La aproximación al monasterio está siendo más larga de lo que esperaba pero al fin veo las torres asomando entre los naranjos que me regalan su aroma de azahar entre coloridas naranjas que ya pronto estarán maduras.  

Tras el monasterio el Montdúver y su sierra ponen una pincelada de altura a este valle de Marchuquera que queda a espaldas del monasterio. Llego a la arboleda que custodia la entrada del recinto monacal. 


Un túnel arbóreo que enlentece el tiempo. Sobre la puerta la imagen de San Jerónimo y el blasón del duque de Gandía; luego la torre almenada y el recinto amurallado. 

Llego a la plaza donde se encuentra la entrada a la iglesia. El monasterio cerrado no da opción a ninguna visita y decido aprovechar un banco junto a las mesas del bar para almorzar y disfrutar de la tranquilidad que destila el lugar con su fuente y su inmenso árbol.

Tras el ágape sigo camino y me vuelvo a maravillar con la arboleda, ahora de salida, del recinto. Fuera de ella todo es bullicio junto a la carretera. Más allá las montañas que pronto subiré y hacia las que me dirijo por este laberinto de carreteras, caminos y calles que me esperan desde aquí hasta la salida de Villalonga. Primero junto a la CV-60, luego cruzo por última vez el río Vernissa antes de que, no lejos de aquí, este entregue sus aguas al Serpis. Atravieso Palma de Gandía y Ador y luego me desvío a la izquierda entre cultivos, huyendo de la carretera. Pero el Serpis me obligará a volver a la carretera antes de entrar en el pueblo y cruzarlo para llegar al camino que ya recorrimos todo el grupo Roda i Pedal en la ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2008/11/crnica-de-la-va-verde-del-serpis.html  otra ruta enlazada. Llegado a la fuente de la Reprimala la carretera entra en una rampa brutal, no la recordaba ni tan pronunciada ni tan larga. A los datos me remito: http://www.altimetrias.net/aspbk/verPerfilusu.asp?id=528

A ritmo llego arriba al desvío. Aquí una monstruosa cantera, por fortuna abandonada, que rompe el paisaje y un lugar de altísimo valor en la geografía valenciana. El Circo de la Safor se muestra grandioso.  

A la derecha el camino desciende y continúa la vía verde, yo giro a la izquierda para continuar la subida que ha encontrado aquí el primer descansillo. Primero una breve parada en la fuente de Azafor para ver las vistas que presenta la montaña pues aún voy bien provisto de agua en la camel. … Y comienza la subida… en realidad ya la había comenzado en la fuente de la Reprimala pero los siguientes 5Km. son de una brutalidad y una constancia terribles. El descansillo pasado el 3er Km. apenas sabe a nada de lo cansado que llego y de ver lo que aún me queda por delante.  


Tan solo las vistas que se van abriendo a la izquierda sobre el Circ y algún vistazo hacia el mar ponen un puntito de sabor a esta cruel subida. Pero la estoy disfrutando. Cada pisotón al pedal es una confirmación de que esta subida no va a poder conmigo… y así me retuerzo en el sillín y ahora soy yo quien pongo esa sonrisilla de “otra subida a la saca”, “otra muesca”. En mitad de la subida agradezco estas nubes que cubren un sol que de otro modo me estaría machacando. Pero la luz y la bruma no son un buen aliado para las fotos. Es lo que hay. La casa Tarsán despierta un puntito de envidia ante su estupenda ubicación y el deleite de las vistas que debe tener. 

Y lo mejor para el final, un rampón del 21% después de una curva de zigzag hormigonada. ¿Qué más se puede pedir? … una cervecita, fría por favor. Aquí arriba encuentro la senda de subida a la cima del Circ, por desgracia no es ciclable ni mucho menos. Con el Benicadell al fondo la sierra que tendré que subir en breve se alza amenazante en mitad de mi camino.


Por fin se abre arriba un descansillo que me lleva por una especie de pasillo paralelo al Serpis que se intuye abajo. Tramo rápido de bajada y acometo otra subida que nada tiene que ver con lo sufrido hasta ahora, esta subida está finiquitada aunque siempre, en bicicleta de montaña, quede otro repecho. Luego la senda, esta vez a la derecha hacia la fuente de la Serquera. Un poco más adelante otro desvío, ahora toca a la izquierda, hacia la Font dels Olbits. Ojo porque esta fuente no está señalizada desde el camino y el lugar merece la pena visitarlo, tan solo esta a 800metros y apenas hay desnivel.  

De paso hacia allí encuentro una pared de roca negra y completamente lisa, pulida, suave. Se ven, perfectamente alineados, los anclajes para la escalada a lo largo de la pared. Sigo adelante para llegar a un coqueto lugar donde está la fuente, unas mesas, paellero y lo que parece un refugio. 


Este rincón ofrece unas bonitas vistas del valle hacia L’Orxa. La pena es que con el sol poniente de la tarde se enturbian los paisajes, aun así disfruto el panorama que se me ofrece antes de ponerme en marcha. Retrocedo hasta la pista de asfalto y giro a la izquierda siguiendo el camino que venía haciendo antes de esta pausa. Comienza la bajada. La pendiente no es ni mucho menos lo que estaba subiendo pero la velocidad es vertiginosa. Retengo la bici un poco antes de que la velocidad…y la gravedad, se adueñen de la situación, luego sería tarde para parar la bici en las curvas. 


Los paisajes me llaman y me hacen parar un par de veces a disfrutarlos. Uno de ellos es un mirador a la derecha hacia el río Serpis que serpentea abajo. Enfrente la montaña que tengo que subir hacia Montichelvo que queda detrás de la montaña. Continúo la bajada dejando atrás crestas y picos y el valle de Beniarrés se va adueñando, poco a poco, del paisaje. No es que el embalse sea visible pero la presencia del omnipresente Benicadell delata la ubicación del mismo. El puntiagudo pico ya es visible desde hace un buen rato.  


El valle cobra protagonismo con sus otoñales amarillos que alegran el paisaje. Lorcha, o L’Orxa, es el guardián del final del valle, a partir de aquí el río se encajona entre montañas y solo la vía verde del Serpis es capaz de seguirlo.  

Bajo hasta el pueblo, atravieso el barranco y voy a la derecha buscando la carretera que sale del pueblo, fijándome en el castillo de Perpuixent como referencia a seguir. Justo allí abajo se enlaza con la vía verde, junto a la antigua estación de L’Orxa. La vía comunicaba Alcoy con Gandía pero quedó abandonada a finales de los 60 del siglo pasado. Ya en el camino de la vía verde giro a la derecha siguiendo el curso del río que pronto veré a mi derecha. Este primer tramo está bastante roto y con mucha piedra por lo que no se hace cómodo de rodar, aunque de aquí poco, y esto aún no lo sabía cuando estaba pedaleando esta ruta, bendeciría este camino. 

Llego hasta el meandro del río que veía desde arriba  de la montaña. Un mirador invisible desde esta perspectiva. Paso un pequeño túnel y al poco el camino a la izquierda que me indica el “treki”. Es el paso entre las sierras del Benicadell a la izquierda y la sierra d’Ador a la derecha. Allá que voy. Unos primeros metros de potencia salvando algunas piedras y el desnivel que ya se deja notar. Equivoco la trazada, tropiezo con una piedra y pie a tierra. No pasa nada, eso pasa en las mejores familias, vuelvo a subir, otra ver potencia, otra piedra, una rodera, esquivo, zigzagueo, más potencia, más pendiente, más roderas, ramas que se adentran en el camino y también hay que esquivarlas, piedras, pendiente, pulsaciones que se disparan, … no doy abasto a tomar oxigeno, pedalear y mantener la verticalidad encima de la bici. 

Otra ver pie a tierra, dejaremos pasar esta rampa y cuando mejore el camino ya volveré a pedalear. Tras la curva no mejora el camino, tras la rodera aquella sí, pero demasiado poco como para que valga la pena pedalear, ahora sí, pero otra sucesión de piedras, esquivar baches, roderas, pendiente, cansancio, me hacen volver a bajar. Y así hasta arriba. Casi 3 insufribles Km. de un no valer la pena el esfuerzo de pedalear o de pedalear solo unos metros para acabar volviendo a bajar y encontrar más frustración y rabia que si sigues andando y empujando. Respiro, dejo la frustración y el enfado. Me vuelvo en el paisaje y en los recuerdos de los momentos vividos en la ruta, los malos también. También forman parte de esta ruta, también los disfrutaré cuando hayan pasado. Voy llegando arriba pues el alt de la Cova, a mi izquierda, va dejando de ser la mole amenazadora que se alzaba sobre mí en toda la subida. Cuando el camino se vuelve a hacer ciclable sé que estoy arriba. Enseguida un corral, lo rodeo y empiezo a bajar de forma suave. Esto es la cabecera de un enorme barranco que ahueca la sierra en dirección al mar, hoy demasiado brumoso para ser visible.

Apenas veo la cima del Circ de la Safor y el camino que he recorrido hace apenas unas horas al otro lado del río. Llego a un cruce de caminos, izquierda remontando y llego a una caseta. Un cartel indica Peñas Albas y las vistas hacia la Vall d’Albaida se abren en todo su esplendor. 


Otra cosa es que el tiempo y la visibilidad no acompañen demasiado, pero con el sol de espaldas el paisaje crece y algo se deja ver. Por fin la bajada final. La pista está en muy buenas condiciones aunque es de grava y eso siempre lleva a pequeños patinazos, pero nada insalvable si estas acostumbrado a la btt. La velocidad crece de forma increíble pues a priori no parece que haya tanta pendiente, solo se nota el desnivel al llegar a las curvas de herradura y ver donde estaba hace apenas unos segundos. Los frenos y las suspensiones haciendo, perfectamente, su parte del trato. Después entro en la frondosidad del bosque y apunto estoy de pasarme el giro a la izquierda de la velocidad que llevo. Consigo evitar el error y sigo con la bajada. Paso junto a una fuente metida en un frondoso barranco, veo el cartel que la indica pero no me acerco a verla.  

Y así entro en Aielo de Rugat para ver el lavadero, seguir por el camino del cementerio y llegar a otro lavadero junto al molino. Vuelvo al pueblo por este nuevo camino, salgo hacia la fábrica de ladrillos que pinta de arcilla roja los límites de la carretera. Junto a ella giro a la derecha en busca del Montichelvo, solo me queda remontar el pueblo para llegar al coche y comerme el bocata con el refresco que aún estará fresquito. La cerveza me espera al llegar a casa que ahora toca conducir. 60Km. y más de 1400 metros de desnivel después, por fin acabo esta ruta que por momentos se ha hecho eterna, pero haberle hincado el diente, por fin, a aquella subida junto al Circ de la Safor ha merecido la pena. Ya tengo el primero de los 4 monasterios.




Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15348598