sábado, 17 de marzo de 2012

Casas de Valero-5 Pinos-Rambla del Reatillo

Después de la ruta de descanso de ayer, hoy tocaba otra de las rutas fuertes de estos días. Quizá a la que más ganas le tenía. Subir hasta el 5 Pinos era algo que tenía pendiente desde hace tiempo; con varias rutas frustradas por uno u otro motivo. Y hoy iba a ser el día. Es por ello que tocaba una ruta de aproximación hasta las Casas de Valero. Los 18Km. desde Calles hasta aquí, en subida, aunque luego sea bajada, son el motivo de esta aproximación que pretende evitarle casi 40Km. de ruta y un desnivel de casi 600 metros de inicio. La otra vez que intenté esta ruta desde Calles me llevó más de hora y media de sufrido pedaleo el llegar hasta donde hoy inicio la ruta. Aquel día llegué muy tarde hasta aquí e hizo inviable el seguir la ruta. Hoy, con aquella lección aprendida llego hasta aquí en el grandote y con la bici metida en sus entrañas. Técnicamente no estoy en las Casas, estas quedan un poco retiradas por el camino de Benageber, pero estando en el cruce me he tomado la licencia de tomar su nombre. Hago los estiramientos de rigor antes de descargar la bici del coche y ponerme la mochila a la espalda. Me pongo en marcha y dejo atrás el cruce hacia Benageber, El Cubo y La Capitana. Llego al siguiente cruce, a la izquierda hacia Chera, por la derecha es por donde regresaré. Voy por este conocido camino hacia el pico Ropé. Hasta el desvío de subida el camino no presenta dificultad y sí unas preciosas vistas sobre La Calderona llegando desde el mar hasta encontrarse con las estribaciones de Javalambre y el Toro. Ya más cerca la sierra del Mas del Herrero. Pronto llego al desvío que hacia la derecha y hacia arriba empieza a empinar el camino por la ladera de la montaña. El Ropé se pierde en la altura de la verticalidad escondido tras los riscos de la montaña. La constancia de la subida es contundente, durante los próximos dos Km. y medio subiré a un 10 por ciento de desnivel medio. El ambiente es frío durante toda la subida ya que no hay protección contra el viento que llega del nor-noroeste y trae el fresco de las nieves de Javalambre. Por suerte llega con una intensidad preocupante y el calor generado por el esfuerzo hace que incluso tenga que abrir la chaqueta para refrigerar un poco. Espero que esto no siga así y tenga que volver a anular la ruta. Llego arriba deseando el final de esta durísima subida. El cruce del Ropé lo dejo a mi izquierda y sigo el camino principal por poco tiempo ya que enseguida otro camino también a la izquierda aparece en la pantalla del GPS para indicarme que es por ahí.
Este camino pronto se asoma a la ladera este de la muela y sobrevuela aquel otro camino más bajo que dibujaba las curvas del barranco del agua en nuestra ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2010/01/cronica-embalse-loriguilla-pico-rope-la.html
Un tramo de camino con mucha piedra de punta pero bastante redondeada es la parte más accidentada de este paseo por el altiplano, luego el camino se calma y permite admirar el soberbio paisaje. Al frente los dos inmediatos objetivos de la ruta.
Atravieso diferentes zonas de pinada en diversas etapas de crecimiento, aunque también las carrascas ocupan un lugar privilegiado en esta muela. En cualquier caso tanto unos como otras en menor número del que me gustaría. Sigo subiendo de forma moderada, llego al cruce por el que luego, después de las visitas a los V.G. de la cima, bajaré hacia el refugio de Las Lomas. Pero ahora giro a la izquierda y enseguida encuentro el camino, también a la izquierda hacia el pico del Tío Gaspar, con un V.G. casi a ras del acantilado que ofrece unas vistas privilegiadas, con las ruinas del castillo semiocultas tras una pinada a medio camino del pueblo.
Luego el paisaje se desmorona hacia el fondo del embalse de Buseo, el más pequeño de los pantanos de la cuenca del Turia. Al otro lado de este emergen las montañas como dinosaurios en este inacabable parque geológico de Chera. Una joya paisajística y singular museo al aire libre de la historia geológica de nuestras tierras. Desde el desvío hay unos 800 metros hasta el propio V.G. por un camino poco transitado y que solo en sus últimos 150 metros se pone algo complicado para la bici.
El esfuerzo vale la pena sin ninguna duda. A pesar de tener menos altura que el 5 Pinos, la vista es espectacular. Retrocedo hasta el camino principal y giro a la izquierda hacia el punto más alto de la sierra Picochera. La subida desde el desvío de Chera es corta pero intensa. El camino, también poco transitado, ofrece una gran variedad de piedras. Es como si este museo natural quisiera saltarme a la cara. Cuando la rampa se endurece hay que tirar de potencia para superarla y hacer equilibrios para acertar en la trazada entre las piedras. Junto al V.G. regente ninguno de los 5 Pinos prometidos. Estos quedan algo más alejados en una y otra dirección por lo que si los sumamos todos hay más, muchos más, pero alejados. La panorámica no tiene nada que ver con lo que acabo de ver hace unos minutos. La vista sur sí está totalmente despejada y deja ver la carretera hacia Requena y los caminos, privados muchos de ellos, que surcan la sierra hacia Villar de Tejas, aquellos mismos que no pude transitar por estar vallados.
Por desgracia la calima ensucia la visibilidad y no me deja apreciar muchos detalles, aunque el Negrete sí se distingue perfectamente a la izquierda de la foto, así como los campos rojizos por los que luego rodaré ya al final de la ruta camino del Mas del Pinar. El viento arrecia aquí arriba, y a pesar de no ser muy frío el sudor se enfría rápidamente y me aconseja acurrucarme tras la mole de hormigón para almorzar más placidamente. Aun así acelero la operación para ponerme en marcha y entrar en calor. Me espera una bajada de cara al viento. Retrocedo una parte del camino, dejo atrás el desvío al pico del Tío Gaspar, luego el camino por el que he venido y me interno en la parte nueva del camino del Prado Gordo. El camino se mete entre una extensa y joven pinada, tan apretada que no se dejan espacio unos a otros, es una reforestación caótica, pero no quiero criticar este tipo de actuaciones, más bien la falta de ellas en otras zonas. Un cartel a la derecha me indica a la Fonfría, pero la manía de no indicar a que distancia está me hace no internarme en el camino. Sigo bajando, rápido pero seguro por un camino en buen estado y curvas no demasiado complicadas. Pocas vistas en esta parte por los árboles.
Luego llego al refugio de Las Lomas, no tiene mucho más que ver y sigo adelante rápidamente. A pocos metros de la casa un camino de frente se interna nuevamente en el corazón de la sierra, es el final de aquel camino principal que dejé atrás poco después del desvío del pico Ropé. Visto así he dado una vuelta interesante para llegar hasta aquí. Yo dejo este camino y giro a la izquierda en una curva de herradura que sigue bajando. El paisaje se abre poco después al llegar a la ribera del río Reatillo. El paisaje se torna casi bucólico. La rambla se presenta cubierta de la típica vegetación de ribera, reseca y empujada, por anteriores avenidas de agua, si no peinada, más probablemente, por el viento del oeste a favor de la corriente. Lastima la falta de una rica arboleda ribereña. Solo algunos grupos de árboles aquí y allá salpimentados con los pinos, grandes dominadores de este espacio. El río es tan solo un pequeño hilo de agua que canturrea entre las rocas bajo la espesura del esparto. Ni siquiera es un río de caudal permanente, por lo que cuando comienzan los largos veranos su cauce se reduce drásticamente hasta agostarse. En este invierno tan seco solo se alimenta de los hilos de las fuentes y barrancos que salpican todas estas montañas.
Esta es una parte fácil de rodar: el camino es llano, con buen firme y mejor paisaje, así que me deleito en contemplar las pequeñas pozas que se forman en el curso del río bien flanqueadas por juncos que elevan sus espadas al cielo. Este paseo me lleva hasta el puente que cruzándolo me llevaría hasta Villar de Tejas, en cambio sigo recto, paralelo al río. Poco después el camino se aleja un poco de este y se interna en el bosque.
Encuentro otro desvío que tomo a la izquierda para volver a orilla de río por un último instante, a la altura de la fuente de la Hoya del Rayo, y volver a girar a la derecha para encarar el alto de la Atalaya. Paso junto a un pajar y una vieja casa de piedra pero bien conservada.
No sé donde leí hace tiempo que por aquí había una pequeña ermita, no la veo por ningún lado, pues entre los árboles hay otra casa pero es el corral Roquiches. En fin, sin haber encontrado la ermita me pongo en marcha para enlazar el conocido camino que me dejará arriba del collado junto a los corrales de Ricardo. Primero paso una zona de terruños cultivados entre islotes de pinos.
Una bonita imagen donde confluyen el colorido del terreno y verde pinar con las texturas apelmazadas de la tierra roja y el suave vaivén de la pinada mecida por el viento. Una corta pero intensa subida que me obliga a ponerlo todo será la última dificultad del día. Ya arriba giro a la derecha y veo de frente el camino que he de tomar, pero a la derecha surge, casi paralelo a él, otro camino que me lleva a aquel V.G. que me perdí en mi anterior visita por estos parajes. Hoy es el día así que aún me queda otro esfuerzo. El camino surge junto al que baja hacia el Mas del Pinar que queda totalmente a la derecha. Estrecho por la vegetación que crece desde los laterales y también en el centro del camino, y adoquinado, tiene la bondad de no poner una rampa demasiado exigente, así que con pequeños arreones de potencia y con constancia se va superando la subida hasta el mismo V.G.
Las vistas son espectaculares, abiertas a todos los horizontes y a vista de pájaro sobre las propias montañas. Ha valido la pena el esfuerzo de contemplar una vista distinta que desde el derruido caserío en lo alto del collado. Ahora sí que toca bajar hasta el coche. Acabo de crestear la ladera norte de la sierra y me interno en el bosque tras un par de giros de herradura del camino. No dejo de preguntarme como me pueden gustar tanto estos paisajes mientras me dejo engullir por la pinada que se eleva sobre mí y cubre el camino. La bajada hará el resto hasta el cruce y ya con el coche a la vista no tengo que más que ir hacia el y dar por concluida esta espectacular ruta.



miércoles, 14 de marzo de 2012

Calles-Ahillas-Rambla Arquela

La ruta de hoy solo me llevaría a conocer 10Km. de nuevos caminos, el resto, de una u otra forma ya los conocía. Comenzaba la jornada haciendo algo que no me gusta en absoluto pero que dadas las circunstancias era una obligación. Llego a la CV-35 para ir hasta Chelva. No es un tramo excesivamente transitado, es una hora relativamente tranquila, tengo un buen arcén y lo principal, si no hago esto me meto una kilometrada con un desnivel que déjate tú del resto de la ruta y tira para casa. Así que con estas excusas en mi cabeza pedaleo rápido para llegar hasta la fuente del pueblo junto al desvío de Ahillas y cargar agua. Estoy cogiendo la costumbre de cargar agua en fuentes de la zona que tienen mejor sabor que la de casa, eso también me hace ir algunos Km. con menos carga en la espalda. Hasta aquí he llegado a buen ritmo, quería estar el menor tiempo posible en la carretera. A partir de aquí me tomo la subida con calma, no puede ser de otra manera con la que me espera en los próximos 8Km. Hasta poco después de salir del pueblo, poco después del descansador dedicado a la virgen del Remedio, que recuerda mucho a las ermitas de Alcublas, es subida muy suave, casi como si el terreno quisiera hacerte un calentamiento progresivo. Desde ahí hasta arriba ya no hay tregua. Así que pasado un pequeño puente sobre una rambla, pongo todo lo que tengo para subir, bloqueo las suspensiones y miro hacia arriba, hacia el cielo en el que parece esperar el pico del Remedio.
La cabeza ocupada en miles de pensamientos que me distraen de aquella cantinela “empuja, estira” que me hace mover mejor las piernas. Pero los pensamientos son caprichosos… estos días tienen trabajo extra. Abro la chaqueta para refrigerar el cuerpo de la tremenda sudada que estoy pegando. La subida ya la conozco pero bajando, así que técnicamente, como subida, es nueva, pero sé a qué me enfrento. Es constante y larga, con una buena dureza pero que no te saca de punto ni te exige un calentón en ningún momento, a menos que tú te lo quieras pegar. Y la facilidad de subida que proporciona el asfalto también ayuda a restar esfuerzo, en cambio la hace monótona y un tanto aburrida, nada que ver con la técnica y continuos picos de esfuerzo de nuestros queridos caminos “off road”. Sigo subiendo sin encontrar nada de tráfico y tener que preocuparme por los adelantamientos, la cumbre ya empieza a verse más cercana, tanto que a veces de tan encima que la tengo no la veo. Pero al final paso el desvío de la ermita y ya sé que queda poquito. Luego el desvío que va hacia la cumbre lo dejo a mi izquierda, tengo que llegar a la montaña que ahora queda al frente para haber culminado la subida. Ya allí tengo ante mí la recta de Ahillas. A la izquierda el camino que sube al antiguo aeródromo. Cojo velocidad en esta bajada. Casi a mitad de recta, a la derecha, el camino de Alcotas por que vine hace pocas semanas de la ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2011/12/calles-alcotas-ermita-remedio-chelva.html  Ya entonces veía la aldea de Ahillas, hoy llegaré hasta allí. La bajada me hace coger una buena velocidad hasta la misma entrada al pueblo. Al entrar al pueblo me encuentro ante una fuente junto a la rambla de Ahillas. A la derecha el paso para cruzar al otro lado, a la derecha una pasarela que llega hasta el lavadero adosado a la parte trasera de la iglesia y junto a la fuente.
Estos dos vistazos son todo lo que hay que ver en el pueblo. Tampoco es que sea mucho más grande. Pero de aquel entorno bohemio del que había oído hablar nada de nada. No hay artistas por las calles o trabajando en talleres abiertos a los visitantes, ni obras en las fachadas de las casas que digan algo. Nada. Todo es de lo más normal, esperaba otra cosa pero es lo que hay. Las espectativas se las crea uno y luego tiene que enfrentar la realidad tal como es. Sin embargo estos dos rincones son bonitos y pintorescos ya que ofrecen sombra, agua y un par de fotos que llevarse como recuerdo. Salgo del pueblo dirección a la Yesa y en la última casa a la izquierda tomo el camino de Arquela. Luego encuentro un par de islotes de pinar junto al camino. Uno de ellos me servirá de descanso mientras almuerzo. A mi izquierda sigue su curso la rambla que luego se encañonará poco antes de llegar a unirse a la monumental rambla de Arquela donde volverá a encañonarse. Tras la rampa el bosque se eleva con la ladera de las montañas que voy a rodear. Justo detrás de ellas están las casas de Mozúl por donde tengo que volver al alto del Remedio e iniciar el descenso hacia casa. Pues no me queda nada pienso mientras apuro el bocata y la cerveza. Compruebo que no dejo nada a mi paso salvo el calor sobre la piedra que me sentaba, y eso durará poco. Inicio un descenso más pronunciado de lo que esperaba. Rápido y seguro cojo una punta de velocidad que cortaré en más de una ocasión para admirar el paisaje, no en vano esta es la parte completamente nueva de la ruta de hoy.
Hacia el norte Alpuente sobresale sobre su muela elevándose visualmente sobre la rambla de Arquela aunque esta no llega a pasar por el pueblo. También podré contemplar allá abajo en el fondo del valle de la rambla las abandonadas casas del Curandero y tras ellas el Mas de Arquelilla. Tras esas piedras solitarias que un día fueron hogar de pastores o agricultores hoy solo hay silencio. Un precioso silencio que retumba en lo alto de todas estas montañas, en sus valles, en sus bosques, en todo este tesoro digno de conservar intacto. Pero algo me dice que no sabremos conservarlo, o que no querremos, que es aún peor. Es el momento reflexiones del día. Cuando llegan estos momentos me dan rabia porque me pongo a pensar que algún día dejaremos perder todo esto y esos pensamientos me fastidian la total y completa contemplación de estos hermosos lugares.

Bueno, sigo bajando para llegar al fondo del valle, me adentro un poco por el camino que llega hasta la rambla para observar más de cerca la entrada al cañón. Luego retomo el camino de la izquierda que es el correcto y transito paralelo a la rambla que entra entre el abrupto paso entre las montañas. Encuentro un para de paneles informativos. Uno de ellos cuenta que en 1902 se presentó un proyecto para construir una presa aquí, pero poco después se aprobó el proyecto de la presa de Benageber y está se descartó.
Después llego al nevero. Uno de los pocos que se conservan en estas montañas y poco después encuentro el desvío a la izquierda que me llevará, ya por subida conocida (y temida de la ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2009/01/crnica-por-el-tuejar-al-remedio.html ), hacia las casas del Mozúl. Hago el giro para iniciar esta tortuosa subida. Antes paro a contemplar las rojas montañas que dejo atrás y que tanto me impresionaron en aquella ocasión, hoy siguen haciéndolo.
El camino está en peores condiciones que aquel día. Bueno… aquel día no había esta grava gorda y suelta que puebla el camino. En cambio el firme helado cuando no embarrado nos hacía patinar y perder agarre. Me vuelco otra vez sobre el manillar en algunas rampas, ¡ah, gratos recuerdos! Pedaleo con todo, esperando no tropezar con alguna piedra más grande de la cuenta y que me descabalgue.
Al otro lado de esta primera loma tengo vistas sobre el río Tuejar que es la denominación que tiene a partir de la unión de la rambla Arquela con el barranco de la fuente de los frailes, un poco más adelante por el camino que venía transitando. El resto de la subida es similar a esto que acabo de subir, así que con calma y buscando la mejor trazada posible aceptaré el pulso que me tiende la rampa. La montaña nunca pierde, en cambio si gano yo solo tendré el orgullo de haber llegado arriba sin poner pie a tierra. Y me cobraré ese precio henchido de alegría cuando llegue arriba y haya superado a la montaña.
Llego a las casas del Mozúl. Hace un rato estaba al otro lado de la montaña con un bocata en la mano y pensando cuando llegaría a este punto. Ya estoy aquí. Sé que en poco más de media hora estaré en Calles tomando una cerveza en la terraza de casa. Sigo fascinado con la arquitectura de este lugar. Sigo adelante sabiendo que solo un pequeño repecho me separa del vertiginoso asfalto que me hará ganar velocidad a marchas forzadas y me hará decender 600 metros. Me enfrento por tercera vez a esta bajada. El golpe de adrenalina es un disparo de lleno en la cara con el primer golpe de viento. Las curvas de herradura me hacen exprimir los frenos. Compruebo que he soltado las suspensiones que me hacen tener más control sobre el rebote de la bici en los baches. Casi oigo los neumáticos aferrándose a las grietas del asfalto, las zapatas abrazadas a los discos y elevando ese quejido característico que tanto me gusta y me tranquiliza, al menos sé que alguien está trabajando. Acelerones y frenadas se suceden a lo largo de esta tremenda bajada que me deja doloridas las manos de tantas y tan violentas frenadas y los gemelos de aguantar el peso en “sentadillas” sobre los pedales. Llego a Chelva, hoy sin perro, y me reincorporo a la CV- 35. En bajada y sin tráfico me invita a dar pedales para salir de ella cuanto antes. Ya estoy oyendo el mejor sonido del mundo, el “plop” de una cerveza al abrirse.


 Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2648617 

martes, 13 de marzo de 2012

Calles-Vado de Moya (embalse Benageber)

Marzo no había comenzado bien. A decir verdad este primer trimestre del año pedalístico está flojeando. Entre catarros, rutas de ir por casa y otros eventos aguafiestas, no estaba pedaleando lo debido ni mucho menos engrosando la bitácora y llenando caminos sobre el mapa. Así que mediado marzo vuelvo a subir a las montañas. Con las malas noticias de estar otra vez en el paro, y la peor, que Sebastian no va muy bien de salud, así que estas rutas van por él, a ver si las fuerzas que yo gaste aquí las recupera él allí en casa.

Me pongo en marcha hacia La Tartalona. Poco más contaré que no haya contado en mi anterior ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2011/12/calles-tartalona-ftecabera-embalse.html  Así que con el camino bien fresco en la memoria me lanzo hacia allí con buenas expectativas pero sabiendo que tengo muchos Km. de subida por delante hasta la bajada del Vado de Moya.
Es una subida suave y progresiva pero que irá pesando en las piernas, de hecho se más patente el desnivel cuando bajas que cuando subes. El sol calienta pero el aire es fresco a primera hora de la mañana. Lo dicho, me lo tomo con calma.
Ya pasada la casa de Verde llego al collado del Moro. Allí tengo 3 caminos posibles. A mi izquierda el que sube hacia el refugio de la Perdiz, hasta aquí llegaré luego, y de allí hacia La Tartalona. A la derecha un camino que tengo previsto recorrer en otra ruta hacia el camino de Zafra, pero eso ya lo contaré cuando toque. El camino del centro baja hacia el pantano por el vado de Moya, este es mi objetivo de hoy.
Abro las suspensiones y voy ganando velocidad poco a poco en estos primeros metros de bajada. Voy junto al barranco y la altura sobre él se acrecienta en cada metro. La gravilla gruesa del camino no permite muchas alegrías, se puede bajar rápido pero tomando mucha precaución, así que decido que es mejor bajar un poco más despacio y disfrutar del paisaje sin llegar a arriesgar. Los caminos nuevos es mejor disfrutarlos con calma para admirar el paisaje, cuando ya los conoces la punta de velocidad y la adrenalina ganaran más batallas que el paisaje ya conocido. Pero hoy no. exploro con la vista el barranco, el camino que se adivina al otro lado en algunas calvas del bosque y que quiero conocer pronto, los árboles, las curvas del camino, el firme, las luces y sombras sobre la grava, los trinos de los pájaros, los silencios, el ulular del viento entre los pinos, los olores de la incipiente primavera en este seco invierno que ya calienta los pinos y las plantas del sotobosque que impregna este característico aroma a bosque mediterráneo. Gano profundidad y conforme se aclara la espesura de la arboleda el azul del pequeño mar interior gana fuerza entre el verde. Luego, visto con calma el azul no es tan azul y cobra matices verdosos, reflejo de lo que las laderas cercanas le susurran a las tranquilas aguas cautivas.
Llego abajo junto a una antigua construcción, junto a la señal del vado de Moya. Unos metros después el camino es engullido por el río ahora convertido en pantano. Retorno un poco para coger un camino a la izquierda que sube a una pequeña atalaya, ahora una península pero que con la crecida del embalse supongo que será una isla, un pequeño “iceberg” de verdes agujas. Arriba está el refugio forestal del vado de Moya. Está bastante limpio comparado con el que vi abajo de fuente Cabera en mi anterior ruta por estas tierras. Decido que es un buen sitio para almorzar a pesar de que luego tenga toda la subida.
Almuerzo placidamente, inmerso en la contemplación del espejo líquido que flota unos metros más abajo y se extiende ante mi vista surcando los recodos del río. La calma es total e invita a un buen rato de introspección, ¡qué a gusto me quedaría aquí! lejos del mundanal ruido, lo malo es la transcendencia catastrofista que empiezan a tomas mis pensamientos. Tras el almuerzo hago unas fotos y me pongo nuevamente en marcha. Ahora me toca subir hasta La Tartalona. Comienzo a subir y enseguida me desvío a la derecha por un camino casi abandonado. Está algo peor de firme y me llevará hacia el refugio de la Perdiz para conectar con el camino asfaltado del área recreativa. Este camino exige un punto más de sufrimiento, un esfuerzo más, un arranque de potencia para salvar un obstáculo, una piedra, una raíz, para encontrar la trazada perfecta, pero nada que realmente castigue en exceso. Solo un puntito más.
Hoy no bajaré hacia lo que queda del campamento, hay iré al refugio de arriba que, aunque cerrado, parece en perfectas condiciones de uso. Luego bajo hasta encontrar aquel camino y llego a la bifurcación que baja hasta otro refugio y el embarcadero.
Me pregunto, antes de bajar, si tendré fuerzas para luego subir. Es una pregunta retórica. Si no tengo fuerzas las buscaré, pero bajar voy a bajar. Así que allá voy. El camino es parecido al anterior, quizá un poco mejor el firme por lo que no me exigirá tanto al subir, este tramo si que es de ida y vuelta. Paso por la casa que me decía Sebastian que tenía los motores para la luz y subir el agua desde el pantano hasta la zona de acampada. O eso creo. Desmantelada y medio desmoronada, la casa acumula enseres y trastos rotos. No al menos basura. Continúo bajando saboreando el paisaje. Ya abajo, el camino muere ante un refugio bien conservado.
Una explanada delantera hace las veces del balcón al mar. A su izquierda una rampa se adentra en el lago permitiendo la botadura de alguna pequeña embarcación. A la derecha el camino continúa y tengo entendido que con el nivel del embalse muy bajo conecta con el vado de Moya, aunque eso hoy no lo sabré. Me pongo en marcha para subir lo antes bajado y llegar al asfalto que me hace cerrar el círculo frente a la casa de Verde y luego seguir en subida por la carretera hasta el camino del Plano por el que he venido antes.
Desde aquí disfrutaré de unas espectaculares vistas del rodeo que daré mañana a la mole del pico del Remedio, a la izquerda la rambla Arquela, a la derecha el pico del Remedio. Ya solo tengo que seguir mis propias huellas de vuelta, buscando las “miguitas de pan”. Al dejar la carretera el camino tiene una bajada divertidísima, corta pero intensa, más de lo que parecía subiendo. Luego remonto y llego al desvío a la izquierda a Tuejar, sigo recto y ya desde aquí a casa es todo bajada, bueno, si fuera con el grupo no podría decir esto porque el más mínimo repecho me lo tienen en cuenta, jeje. Pero para mí si lo puedo decir. Me quedan unos 12 Km. en los que emplearé poco más de media hora sin forzar en absoluto. Es una bajada ya conocida y sin ninguna complicación, ni técnica ni de esfuerzo. Con la mole del pico del Remedio como guía y luego sobre el asfalto a la derecha hacia Calles y fin de ruta. No me extenderé en este trayecto ya de sobra comentado. Mañana más.

 
 
Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2648625