sábado, 21 de julio de 2012

Calles-Cerro Simón


La ruta estaba diseñada hacía ya algún tiempo. Pero por una razón u otra la había ido aplazando hasta que la fatalidad ha querido que, hace un par de semanas, el desastre ecológico del incendio de Andilla hiciera mella en este bello paisaje a caballo entre la Serranía y la serra Calderona. Lo veré casi de refilón, a pesar de que el incendio llegó hasta aquí arriba, pero el grueso del fuego se perdió en la distancia y solo veré la punta del iceberg. Solo con eso ya dan ganas de llorar, así que me he dedicado a disfrutar más a fondo los paisajes arbolados que he ido encontrando, quizá sea la última vez que los veo así, ojala que no. Pero vamos al relato.
El tiempo para hoy daba sol y calor para esta tarde, que novedad. Lo que no decía con mucha contundencia, casi con ninguna, es que esta mañana amanecería nublado, tanto que mientras desayuno caen un par de gotas. Así que me pongo en marcha a las 9 de la mañana con las nubes cubriendo el azul del cielo, hoy no se si es azul esmeralda o verde turquesa. Casi en la primera pedalada la ruta ya pica hacia arriba, la subida de Saletas se muestra pasmosamente tranquila, como si me esperara después de tanto tiempo sin subirla. 

A la izquierda, la cumbre del pico Remedio se asoma entre la calima y las nubes como algo ilusorio, un espejismo que invita a visitarlo. La suave pendiente se mantiene hasta el depósito de agua del pueblo, allí “Perico” toca su música de asalto y allá que se me viene encima una rampa del 12%. La primera en la frente. No por esperada se suaviza el brutal contraste que sienten las piernas al afrontar este coloso. Un par de curvas después llego a la fuente de la Losa y paro a llenar de agua la camel que traía vacía para aligerar peso al menos por unos metros. El paraje es precioso e invita a un pequeño relax, pero no hay tiempo para ello. Me pongo en marcha oliéndome los peores momentos de la subida. 

En la siguiente curva ya llega la señal del 16%, perece increíble pero sigo subiendo como cada vez que he pasado por aquí. Llego arriba hasta la compostadora y tomo el camino de la izquierda que sigue subiendo; también se ha terminado el asfalto y el camino de tierra toma el relevo. Este tramo no es tan brutal como la rampa asfaltada, aun así no te deja que te duermas, pero el camino biker siempre es más entretenido que el negro asfalto. Otros 5 Km. de subida me llevan hasta casi los mil metros de altitud. 

Las panorámicas desde aquí arriba son indescriptibles, aunque hoy, con la calima tan cerrada, apenas se muestran. Sigo el camino de Chelva por Mas del Herrero, dejando a mi derecha el alto del pico Castellano. 

Inicio la bajada disfrutando de la enorme pinada que se aglomera en la parte norte de esta montaña. Llego a las lagunas de las canteras y descubro que el camión que estaba criando óxido en esta cantera ha desaparecido, es lo que tiene la crisis y la chatarra, al menos sirve para limpiar un poco la basura que se acumula por los montes, ya que no lo hacen ni los forestales, ni la policía local ni el seprona, incluso habiéndoselo indicado con coordenadas GPS en un correo electrónico: que ya se lo comunicarán al departamento correspondiente, y ahí se quedará la cosa, ya me lo veo venir. 

Tras las canteras, otra subidita y llego al camino por el que volveré esta tarde. Ahora lo dejo a mi derecha e inicio un suave descenso que truncaré para tomar a la izquierda, el camino de fuente Madrid y los corrales de los Arcipreses. La fuente no la llegaré a ver. En su lugar llego hasta el confín de la Hoya de Antaño, pues aquí, a mi izquierda ya empieza la montaña. Hacia la derecha una inmensa hoya entre montañas, un valle que en otros tiempos estaría plantado;ahora apenas se cultiva nada, la rala vegetación es el pasto de un rebaño de cabras que ahora aguardan en la vieja casa. 

Bajo hacia una pequeña rambla y giro a la derecha subiendo hacia las casas de Hoya de Antaño. Un par de enormes mastines me indican su presencia desde lejos, ladrando con desgana pero dejando ver su imponente presencia, así que la parada programada bajo los grandes pinos para almorzar, la aplazo hasta llegar arriba de la montaña. No es que les tenga miedo, pero no parece buena idea almorzar allí y no darles nada a los perrunos anfitriones para almorzar, no sea que se ceben en mis canillas y no pueda subir después la montaña. Mi vista se centra en los gigantes dormidos que presiden la montaña. 

Por encima de los pinos replantados, en alineación militar, los molinos siguen tan parados como lo estaban hace dos semanas cuando hice la ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2012/07/aras-aldeas-de-alpuente.html Aquí seguimos sin pagar el viento, o la luz que mueve los motores de los molinos, una de dos… o las dos, que ya que estamos: para qué vamos a quitar unas esculturas de aviones en el absurdo aeropuerto de Castellón, si podemos recortarles prestaciones a los parados o cobrar por las recetas, etc.
Inicio la subida. La rampa no supera, de media, el 7%, pero el estado del firme es tan intransitable que me obliga un par de veces a echar pie a tierra. 

Recuerdo que el IBP, esa enorme herramienta que utilizamos para valorar la dureza de una ruta, no tiene en cuenta el estado del firme. Se basa en que la mayoría de bikers considera inapreciable el estado del firme para valorar la dureza de una ruta… pues no se que puede haber más determinante. Aparte de rachas de viento por encima de 30 Km./h. Acabo  de subir 10 Km. a una media del 10% sin despeinarme, cosa bastante fácil para mí, lo de no despeinarme digo, y llevo menos de 2Km. sin superar el 7% y ya estoy maldiciendo los put… pedruscos del camino, y lo que me queda hasta arriba. Pero está clara la dificultad de poner nota al estado del firme: lo que unos consideran una trialera otros  lo consideran una senda y otros pensamos que es un tramo técnico, y otros ni si quiera se atreven a bajar por él. En fin. Dándole vueltas a la idea sigo subiendo por este pedregal que era la parte más temida de la ruta conocida, no me equivocaba, y no ha cambiado desde que la subí hace ya algún tiempo. A falta de 20 metros para llegar arriba se pone en marcha el primer molino, luego, poco a poco, se ponen en marcha los demás. Como si supieran que los iba a poner a caldo, cosa que seguro que se la trae al pairo, pero en fin, cosa de poder taparme la boca. Me paro junto a la caseta de las antenas para almorzar protegido del viento, ya que la sudada y las nubes hacen que el viento sea fresquito. El pico Ropé, al otro lado del Turia no es visible debido a la bruma. Así está el día. Bendigo las nubes que tapan el sol y que me han permitido llegar hasta aquí arriba sin padecer los rigores de san Lorenzo del 16 de julio. Conforme acabo de almorzar las nubes se van dispersando y abriendo para mostrar el azul del cielo que por fin sí que está allí. Es un azul celeste claro y límpido. Pero algunas nubes obstinadas siguen interponiéndose entre el sol y mi agradecida piel.

Me pongo otra vez en marcha subiendo y tomando el camino de la derecha, este me lleva hasta los molinos del norte y tras llegar al más alto de ellos y ver las obras para la colocación de nuevos molinos, bajo hasta la carretera, giro a la izquierda y sigo en descenso hacia La Yesa por la CV 345. Llego a una curva donde la carretera hace un giro pronunciado a la izquierda, de frente otra carretera asfaltada se dirige hacia La Pobleta y Andilla, y a la derecha un camino que indica a fuente Canaleta. Tomo esta camino de tierra que pronto empieza a subir, llego al depósito de incendios y poco después veo la fuente, o al menos el abrevadero, a mi derecha. Me incorporo al camino que viene de allí junto a un muro de piedra y giro a la izquierda. Enseguida una casa en ruinas junto a un cruce de caminos. A la derecha el camino que sube hasta la cruz de Higueruelas. Allá que voy. El camino empieza a picar con más contundencia hacia arriba por un firme bacheado y rugoso, pero nada que ver con la subida de los molinos de Peñas de Dios II. La curva que hace el camino parece alejarme más que acercarme a mi objetivo. Aunque a base de pedaladas iré acortando la distancia. 

El camino llega hasta la base de la montaña que alberga la cruz y V.G. El último tramo lo hago a pie cargado con la bici, por una senda de piedras pero perfectamente distinguible. Por fin he subido al alto de las Peñas de Dios. Arriba las vistas son magníficas. A los pies de la montaña, un poco alejado hacia el sur, Higueruelas es una mancha en medio de los cuadriculados campos de cultivo en medio de la llanura. Sobresalen, aquí y allá, o sea, por todos lados, la multitud de canteras que se comen las montañas poco a poco, de forma más lenta que los incendios pero a la vez más despiadada. Herida abiertas en la piel de la tierra que supuran su roja riqueza mineral. La calima cubre el horizonte y me impide ver todos los lugares conocidos y por tanto me dificulta orientarme a golpe de montañas. 

A mi izquierda la cumbre del Cerro Simón, mi próximo objetivo, me espera soterrada bajo las espadas móviles de las aspas de los molinos, que junto con los anteriores ya han comenzado a moverse. Inicio el descenso hasta aquella ruina junto a la fuente de la Canaleta. Allí tomo a la derecha para acercarme al corral de Serrano, una aldea abandonada rematada con un horroroso corral que desvirtúa la solemnidad de las ruinosas y antiguas piedras, allí tomo una pista forestal a la derecha que sube hacia el cerro Simón. Es curioso, e incluso ahora, fuera de lugar, el cartel que indica la alineación de 7 depósitos contra incendios. Quizá, como los molinos de viento, estaban apagados, digo… secos. El valle que me separa de la mole de La Salada, alberga el nacimiento de multitud de barrancos, entre ellos el río o rambla Andilla que luego se transformará en la conocida rambla de Artaj para desembocar en el Turia. El valle crece a mi izquierda y tras él se levanta la mole de la Salada con la base militar coronando la montaña. Andilla queda a los pies de esta montaña. La negra estela del avance del fuego se puede leer desde el mismo pueblo en todas direcciones. 

En las montañas del fondo, los caminos blanquean con su línea de tierra, la negra lámina de muerte-destrucción que asola el paisaje. Aquel camino que subimos desde Oset por el Puntalico, aquel enorme bosque que admiramos con reverencia y devoción, es hoy una negra sombra de cenizas y apagado color. El olor a ceniza y quemado es penetrante con cada ráfaga de viento. Me escuecen los ojos y no es por el olor ni por la ceniza, o sí. Me lloran los ojos para liberar la rabia del alma que grita de frenética impotencia y se une a la de los habitantes de estas tierras, que ven su paisaje, su presente y su futuro calcinados por unos inapropiados planes de extinción de incendios y por la incompetencia de quienes deberían ponerlos en marcha. Conforme voy subiendo y tomando altura la magnitud del desastre se acentúa y crece. No digo que un desastre así se pueda prevenir, aunque se pueden tomar medidas para amortiguarlo, pero sí que se podría, se tendría, que atajar antes de permitir que llegara a tomar estas proporciones. Sigo pensando que los medios aéreos se pueden desplazar desde cualquier punto en menos de dos horas para atajar algo antes de que se vaya de las manos.
La subida es tendida y el firme está en perfectas condiciones. La caseta de vigilancia forestal se yergue en la cima de la montaña. La vigilancia del incendio forestal se haría de primera mano pues el fuego llegó hasta el borde de la misma casa. Llego a un cruce de caminos y sigo el de la izquierda para subir a la cumbre. Allí arriba la caseta y el V.G. Los pinos calcinados están en la orilla del camino. 

En un monte hacia el sur-este, junto a dos molinos se ve la virulencia del fuego en el arrasado paisaje que ha dejado a su paso. La devastación es sobrecogedora. Pero el monte al otro lado de Andilla es indescriptible. Es un horror dantesco. A estas horas el sol ya empieza a pegar de lleno, además no hay nada más que ver aquí arriba, pues cuanto más veo más de mal humor me pongo. Me dejo caer para llegar al cruce que tomo a la izquierda en bajada. 

Paso junto a aquellos molinos que veía desde arriba y compruebo la desoladora impresión que tenía desde lejos. Sigo bajando, a la derecha y la bajada se hace rápida y divertida. El camino no es lo mismo que subía por el otro lado pero no tiene dificultad. 

Bajo por una pista, entre la pinada que intenta disimular el horror que esconde la otra vertiente de la montaña. Abajo hago una pequeña excursión entre los campos de cultivos, principalmente almendros, de la zona, antes de entrar a Higueruelas por la cantera de caolín que ya conocí en la ruta de Alcublas. La fuente del Olmo me recibe con su arboleda y frescor. Tengo previsto comer en la fuente del Ladrón, así que salgo del pueblo en dirección sur-oeste con vistas a la montaña de la cruz. 

Bajo hacia la zona de acampada y fuente y paro en aquel remanso de tranquilidad. Tras la comida lleno la camel y me pongo protección solar, que la voy a necesitar. Continúo el camino en bajada junto al barranco esperando ver el desvío a la derecha que me meta en la montaña. La subida no se hace esperar y me pone mirando hacia arriba de forma contundente por el camino del Solito, a mi izquierda dejo el camino que sigue hacia Villar del Arzobispo. 

Salvo alguna rampa fuera de lugar, el desnivel es continuo pero moderado. La pinada me da sombra y atenúa la fuerza del sol a primera hora de la tarde. La rambla de la Salceda se acaba y con el camino y llego hasta el conocido camino de Calles a Higueruelas, he cerrado otro circulo por las montañas valencianas. Esas montañas olvidadas y despreciadas por los políticos que no hacen nada por cuidarlas y protegerlas. Esas mismas montañas que nos proporcionan el poco aire limpio que respiramos. Esas montañas que en otros tiempos nos abastecieron de leña y de hielo, de agua y de medicinas en las viejas boticas. En este país parece que las únicas montañas que cuentan son los Pirineos, y porque hacen frontera con Francia, que ya es Europa. Pues aquí también tenemos nuestros pequeños tesoros, nuestros rincones únicos, nuestros pequeños y bravos ríos. No es preciso compararnos con los Pirineos, pues ni podemos ni queremos. Pero salir a disfrutar de nuestras montañas es una recompensa incalculable, un tesoro para nuestras almas y nuestro bienestar.
Giro a la izquierda e inicio una pequeña bajada que pasa por las canteras y me ofrece otra visión, otra luz de estas pequeñas charcas. Sigo bajando hasta el desvío de Mas del Herrero que dejo a la derecha y allí mismo inicio la última subida del día. Las pilas ya están bajo mínimos y el sol castiga más la mente que el cuerpo, y cada pedalada parece una losa que cargar en esta última subida. 

Me apoyo, visualmente, en la pinada que cubre la falda norte del Castellano. Paso aquel letrero inverosímil que indica fuente del Ciruelejo, inverosímil porque la fuente no está indicada en ningún otro sitio excepto este letrero en mitad de este camino (y aquel otro diez Km. antes, abajo en el pueblo de Calles) y, por lo tanto, es inexistente a no ser para un zahorí. Parece, mejor dicho es, una broma de muy mal gusto. Poco después llego a la cima. Esta cima en la que he almorzado alguna vez y que deja la subida al cerro Castellano a mi izquierda, y unas vistas extraordinarias del valle hacia el pico del Remedio a mi derecha. 

Comienzo la bajada. A la derecha el camino del Castellano, sigo recto y remonto un pequeño repecho casi con la inercia de la bajada. Y ahora sí que es todo para abajo. 9 Km. de tremenda bajada que no había hecho nunca desde aquí arriba. Conozco el camino, el firme, las curvas, la gravilla, las pequeñas trampas de arena que hay. Solo un imprevisto me puede dar algún susto. Así que, con todos estos conocimientos me pongo en posición aerodinámica, suelto suspensiones, compruebo las calas… y me lanzo al abismo, que es lo que parece desde aquí arriba. Cojo velocidad de forma inmediata, toco freno para corregir la trazada antes de las curvas y no encontrarme con una derrapada que me descompense en mitad de la inclinada. La velocidad media de la ruta sube décima a décima. Los frenos sisean ante los contundentes y leves toques para controlar el avance descontrolado de la bici que no quiere cortapisas en su loco descenso. Menos mal que estoy yo para poner un poco de cabeza a esta bendita locura. La euforia y los golpes de adrenalina son tan brutales que difícilmente puedo retener el avance de la bici y casi me olvido de frenar, dejando rienda suelta a las enloquecidas ruedas. Soy casi como un mal padre que le consiente todo a su malcriado hijo. Pero no, la responsabilidad me obliga a seguir dando esos cortos toques de freno que me permiten la trazada que yo quiero al cambiar de rodera y pasar entre los montones de grava que se hacen en la mediana del camino. Antes de lo que pensaba estoy junto a la compostadora y se acaba el camino de tierra, llega el asfalto. La velocidad se duplica y la sonrisa ya es imposible quitármela de la cara. Está cincelada en mi alma. Curva a curva las frenadas se hacen más contundentes y las aceleraciones más bruscas, y así llego hasta el depósito de agua y en la siguiente curva al final de la bajada. Un “hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiihaaaaaaaaaaaaa” sale de mi boca mientras doy pedales en lo que queda de bajada hasta el pueblo. En la recta pedalearé a casi 60 por hora presa de tanta euforia y regocijo. No solo por la bajada, sino por la ruta memorable que he tenido el privilegio de rodar. 



viernes, 20 de julio de 2012

Tres granitos de arena


Seguimos inmersos en la crisis. Tan inmersos que nos ahogamos. Con la prima de riesgo (esa gran desconocida, hasta hace poco más de un año y de la que ahora hablamos como si toda la vida hubiera desayunado con nosotros) en máximos históricos cada día, los nuevos (no los anunciados ayer, sino los nuevos de hoy) recortes, el interés de la financiación del estado disparada, la culpa de los funcionarios que vuelven a pagar parte del recorte, la sanidad se sigue recortando y negando intervenciones que ya estaban programadas, los indecentes dispendios en aviones de juguete en aeropuertos fantasmas mientras los incendios calcinan los pocos bosques que nos quedan y prenden un poco más la mecha del desaliento… y la Comunidad Valenciana pidiendo el rescate al estado. Y ahora aún vendrá alguien a decir que vamos a perder autogobierno… pues para que nos gobiernen como lo están y han estado haciendo, igual no es mala idea, tampoco nos iría mal si vinieran los alemanes a gobernarnos comparando sus cuentas y las nuestras. Mientras tanto por aquí, seguimos echando la culpa al gobierno por los recortes o al anterior por la ruinosa situación en la que nos dejaron, la bicefalia partidista al poder de sus líderes y enfrentando a los ciudadanos (que a veces somos más papistas que el papa y seguimos pensando que los unos son mejores que los otros, pero la mierda nos la estamos comiendo nosotros y no ellos), para impedir que actuemos contra ellos. Pensábamos que estábamos cerca de tocar fondo pero no, aún queda caída libre si no hacemos algo.

Europa y sus instituciones, o sea, los políticos de Europa, siguen sin hacer nada. En lugar de salvar un país antes de la quiebra es mejor hundirlo bien hundido para luego poner la pasta del rescate, que pagarán entre todos los ciudadanos, incluidos, o sobre todo, los propios rescatados, para que una vez más se la repartan entre ellos (los políticos y allegados). Y es que en Europa también hay políticos, también quieren salvar su puesto de trabajo con su sueldazo. Y seguimos consintiéndolo.
El clamor en Internet y en las calles es ensordecedor para todos menos para los políticos, ellos siguen a lo suyo como si no pasara nada. Son verdaderos autistas sociales, eso sí, un 7,1% más pobres que ayer, en solidaridad con los recortes que nos han metido. Que le quiten un 7.1% al salario de un mileurista y que se lo quiten a un senador con sus 37.000 del ala, claro al pobrecito le quitas más de lo que tú ganas, así que no nos quejemos. Si quitamos senadores, diputados autonómicos, concejales, alcaldes, secretarios y subsecretarios de… y les recortamos el sueldo a los que quedan, ya tenemos gran parte de los recortes que nos están imponiendo. Todo ello mientras inventamos una nueva clase política y la pasamos por la criba para sacar a tanta alimaña que se ha escondido en ese sector que está más podrido y es más corrupto que la propia banca. Ahora, y con la que está cayendo, van y se inventan lo del alto comisionado para la marca España, ja, una marca que no puede estar más devaluada, pero claro hay que pagar otro sueldazo y colocar a alguien que estaba fuera de la foto, si al menos al frente de esa marca pusieran a los deportistas españoles (que son los únicos que nos dan alegrías en los últimos tiempos) aún, pero poca cosa más.

Pues decía lo del clamor social porque estamos en unas semanas que parecen claves para todo este tinglado. Hace unos días se cumplía el 15 aniversario de la unidad de Ermua, aquella masiva presión social se desintegró en muchas pequeñas presiones que al final, los presionados (dígase terroristas, asesinos), pudieron eludir hasta que hace poco (esperemos que sea definitivo) han decidido una tregua.
Nos encontramos entonces ante un clamor que en mucho se asemeja al mayo del 68, tenemos que seguir presionando, moviendo cosas en Internet y en la calle, alzando la voz de forma firme pero pacífica en esta presión a la que estamos sometiéndonos a nosotros mismos más que a la clase gobernante, pues sino los caciques en el poder, volverán a darnos una lección magistral de autismo (y pasotismo) y se nos subirán a la chepa otros 15 años por lo menos, eso si no acaba como la primavera de Praga y nos envían a los cascos azules ahora que no están haciendo nada contra la represión en Siria, claro, allí no hay petróleo, y eso no es una guerra… sino veríamos enseguida algún rostro conocido gritando no a la guerra, a los pobres sirios que los mate tranquilamente su gobierno.

Las nuevas generaciones tienen el futuro y el ejemplo que les estamos dejando, o nos implicamos y les implicamos a ellos también o nos sentamos juntos a ver como esto se hunde.

¡¡¡Pongámonos en marcha todos los “Que se jodan” o los que podríamos estar a punto de serlo!!!

viernes, 6 de julio de 2012

Dos granitos de arena


Decía, con el primer granito de arena, que tenemos en Internet la más poderosa herramienta a nuestro alcance jamás concebida.

Desde este blog, creado para otra cosa, voy a ir elevando mi voz, mi pequeño susurro, para al menos no quedarme de brazos cruzados. 
He incluido a nueva gente en la lista de distribución, cosa que no había hecho hasta ahora para el cometido que tenía el blog de contar mis rutas de bicicleta. Pero con esta nueva faceta que pienso ir acometiendo de vez en cuando, sí que me he decidido a incluiros. Siento si me pongo pesado, solo tenéis que mandarlo a la papelera de reciclaje o mandarme un correo para que os quite de la lista de distribución, o simplemente pasar del enlace.

Seguimos oyendo noticias desalentadoras sobre corrupción y pelotazos mientras el país se desangra económicamente. Unos pegan palos a los fondos para las ONG’s mientras otros recortan medios para atajar incendios que luego nos cuestan más dinero que si lo hubiéramos apagado a tiempo; sin contar con el drama de aquellos que lo han perdido todo, incluida la vida, por hacer su trabajo mientras otros, desde la comodidad de un sillón, firman recortes para todos como si fueran en mismísimo Iniesta repartiendo helados. A propósito de Iniesta y las supuestas primas donadas y luego desmentidas: es cierto que cada uno puede hacer lo que quiera con su dinero… está claro que se lo han ganado, aunque con lo que ganan tampoco hubiera estado mal un gesto por parte de la selección hacia aquellos que más lo necesitan en este momento de crisis. Eso sí hubiera sido un acto de grandiosidad por parte de aquellos a los que en estos días consideramos como héroes. Eso si sería un acto de heroicidad. Pero claro, aquí cada uno mira por su bolsillo mientras pide unidad contra la crisis. No es lo mismo disponer de tu dinero, el que te has ganado en el campo, aunque sea algo exagerado, que ganártelo metiendo la mano en la saca común de las arcas del estado, comunidad, ayuntamiento o empresa pública.

Hoy leía una noticia sobre unos críos, bueno, críos de 13 años, que han matado a un señor que iba en coche, tirando piedras desde un puente. Recordemos que algunos de esos “críos” a esa tierna edad ya follan y luego se toman la píldora o abortan o matan a gente como en este caso… pero luego no tienen edad suficiente para exigirles responsabilidades penales. Pues leía, que la responsabilidad se la exigirán a los padres. No está mal la medida, eso es lo que reclamamos muchos, que se exijan responsabilidades, y si tienes hijos te encargas de ellos y los educas correctamente o no los tengas. Lo de hacerse mirar las leyes que incumben a los menores tampoco estaría de más.

Pues bien. Este tema lo saco como introducción; esto va de exigir responsabilidades a quienes la tienen en el ámbito que sea: político, económico, social, penal, etc.
A los dirigentes de Bankia, leía hoy que, también los van a procesar. Si ahí estiran de la manta veremos hasta donde llega eso. Igual algún presidente y expresidente preferirían que el tema se quede como está, pues uno tenía al enemigo en casa y el otro puso al gobernador del banco de España en la poltrona que, parece que, desgaste no tenía mucho, porque gobernar, lo que se dice gobernar…
Y claro, pensamos que no podemos hacer nada a tan alto nivel, que esas instituciones están muy por encima y lejos de nosotros; pero a nivel de la comunidad en la que vivimos sí que podemos. Tanto de comunidad autónoma como de comunidad de vecinos, es decir, ayuntamientos. Alcaldes y concejales que ponen obras en marcha para luego aparcarlas por falta de dinero, y volver a retomarlas meses después para reparar los daños que han hecho los bándalos… y volver a abandonar las obras, no sea que las acabemos y no podamos volver a cobrar ninguna comisión por esta obra que se está pasando de presupuesto. Llámese piscina municipal de Riba Roja o metro que no llega a pesar del fastuoso puente que se tenía que acabar con horas extras por la noche.

Igual podemos empezar por abajo, moviendo la silla de algún concejal y exigiendo al nuevo inquilino que la ocupe una labor transparente y al servicio de los ciudadanos. Y si no quieres trabajar por y para los vecinos no aceptes el cargo. Siempre habrá alguien dispuesto a hacerlo. Igual también, a pesar de mover alguna silla habría que pedir responsabilidades a quienes los han puesto ahí. ¿No son listas cerradas y creadas por los partidos políticos? Pues alguien en el escalón inmediatamente superior (llámese alcalde) tiene que tener alguna responsabilidad por haberlo nombrado, como concejal o como nº 2, y en el escalafón de más arriba también y así hasta la mismísima cúpula de cada uno de los partidos y de las instituciones. Pienso que necesitamos nuevas políticas, nuevos políticos y nuevas exigencias para ellos. Si empezamos desde abajo haciendo limpieza, igual los de arriba se ponen las pilas o acabamos limpiando de gentuza y de farsantes nuestras instituciones.
Y hablando de instituciones, hablando de gastos inútiles, hablando de recortes. ¿Qué ha pasado con aquello que nos vendieron, de suprimir ayuntamientos reunificando varios de ellos? ¿De suprimir instituciones duplicadas? Como decía en el anterior granito de arena ellos siguen salvando su puesto de trabajo, y nosotros seguimos permitiendo que nos quiten el nuestro.

Los diputados no asisten a muchas de las sesiones del congreso, y sin embargo tenemos diputados duplicados en las comunidades y en el congreso de los diputados en Madrid. Y luego el Senado. ¿Alguien sabe para qué sirve el senado? Si, para ratificar las leyes aprobadas por el congreso o para que estos las “retoquen” y las vuelvan a votar y se las manden otra vez… No, digo si de verdad alguien sabe para qué sirve. Aparte de que 266 congresistas se estén embolsando más de 37.000 euracos todos los meses, vamos, que mil euristas no son, aparte dietas, ordenadores e ipads, desplazamientos y traductoras. Si al final esta cámara está supeditada al congreso (y ya nos sobran diputados…) pues eso. Una moción para eliminar el senado igual tampoco estaba mal. No querían recortes, pues que den ejemplo, ahí van unos 120 millones de euros.

¡¡NO PASEMOS NI UNA MÁS!! ¡¡HAGAMOS QUE ESTO MEJORE!!

miércoles, 4 de julio de 2012

Aras-Aldeas de Alpuente


Llegaba a casa de la ruta cansadísimo, y con más ganas de un café con azúcar y hielo que de una cerveza, cosa raríiiisima.
Pero la buena noticia de la jornada es que Sebastian vuelve del médico con excelentes noticias, parece que las pedaladas extras han dado buenos frutos, así que mientras desenredo las telarañas mentales para ir explicando lo vivido en la ruta de hoy, celebro las buenas nuevas con una cerveza, no sea que se pierda la costumbre. Ahora ya, vamos al tema.
Titulo la ruta Aras-Aldeas de Alpuente, aunque en realidad no he comenzado en Aras (sino en la Mailesa) sí que he pasado por allí, pero como es casi un círculo, se puede comenzar desde cualquier sitio, así que dejaré el título y contaré la ruta fidedignamente desde su verdadero inicio. Desde Calles en coche hasta pasar Titaguas, luego me desvío a la izquierda, aún en el término municipal de Titaguas, hacia Maliesa, una casa a medio construir que creo que iba a ser un hotel rural o algo así a caballo entre los trigales y la montaña. 

La obra sigue paralizada junto al depósito de incendios de Matrera. Aparco el coche y hago los estiramientos de rigor. Con la poca caña que me estoy dando últimamente necesito hacer los estiramientos a conciencia para no correr riesgos. Me pongo en marcha buscando la CV-35 que encontraré a unos doscientos metros. Giro a la izquierda y prácticamente enseguida a la derecha en un camino asfaltado. Este camino ya lo cogí en la ruta: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2011/04/titaguas-aras-zagra.html  Pero aquel día bajé por un terraplén que ahora veo con un "gsorllgoreohgkgbruoaeh" en la boca. Aquel día cogí el camino de la derecha después de cruzar la carretera. Abajo el cauce del barranco del Regajo. En el cruce veo a la derecha las abandonadas casas del Regajo, aquí cerraré el círculo de aquí a unas horas, ahora izquierda y sigo camino conocido. Paso otro barranco y toca remontar hacia la carretera, pero justo ahí nace un camino a la derecha en fuerte pendiente, como no podía ser de otra manera. Pie a tierra y para arriba. El “Treki” me lleva por el camino señalizado como circuito BTT de la comunidad valenciana. Inicio un “callejeo” entre campos de cultivos para abordar la zona norte de Aras, todo para no repetir aquel camino que comentaba antes y que tenía un par de subidas buenas, he ido de mal en peor creo. Ya metido no me queda otra que continuar. Recuerdo mientras pedaleo la crónica anterior: la cara del oso. Recuerdo aquellas “karhu” azules que lucimos toda la familia en aquella época en que nos levantábamos todos juntos para ir a correr y comenzar el día haciendo ejercicio. Recuerdo aquellos años con la música de mis hermanos: Donna Summers, Asia, Supertramp y Pink Floid; mi contraataque era The Cure o Talking Heads. Al final un empate con Joaquín Sabina. Muchos recuerdos para aliviar el esfuerzo del pedaleo entre lomas y caminos de tierra y piedras. Paso una zona de chopera que me indica algún caudal de agua y/o alguna fuente. Un cartel indica la fuente de la Canaleja, pero tampoco dice la distancia hasta allí, aparte de que no hay camino, así que la descarto y sigo pedaleando. Aras queda a mi izquierda y lo voy dejando poco a poco atrás. A la derecha la muela de santa Catalina llena todo mi campo visual. Lo más llamativo son los coloridos aludes y barranqueras de sedimentos de tierra roja y blanca de las canteras, producidos por el arrastre del agua. 

Su intenso color rojizo y algunos toques blanquecinos recuerdan los hornos de cal que hay por la zona, pero que no he podido ver todavía. Varias granjas pueblan la zona con su característico olor, pero lo peor es el vertedero que hay por aquí, bueno, lo peor son los guarracos que vienen a tirar escombros y basuras… pagar basura para tener que ir por ahí a tirarla y arriesgarse a una multa, hay que ser subnormal profundo, sobre todo en las poblaciones que tienen ecoparque. Llego junto al depósito de agua y los abrevaderos y de allí a la derecha para llegar a la carretera de Losilla. La recta infernal me tiene comida la moral, pero hoy la trato de tú a tú. Así llego a las curvas de “la muerte” ver ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2010/03/cronica-de-las-tres-cumbres.html  Luego afronto la subida propiamente dicha. Me parece hoy más suave que la última vez que subimos. Junto a la última curva veo un camino que teóricamente llega a la zona de las granjas de abajo, pero desconozco el estado del camino y si este es en todo el recorrido o si por el contrario hay tramos de senda no ciclable. Para asegurar he venido por la carretera y ya encaro el último tramo. Me recibe el exuberante jardín y el alto y verde césped recién regado que refresca el ambiente. La tupida sombra también ayuda lo suyo, y por supuesto, la fresquísima agua de la fuente. La ermita y todo el conjunto lo tengo sobradamente visto y fotografiado, pero la sencilla hermosura de este lugar siempre encuentra alguna excusa para colarse en la memoria digital que hay que traer siempre a este pequeño paraíso. 

Fotos y fotos como si nunca hubiera visto este paraje frágil, mágico, delicado, delicioso. Lleno hasta los topes la camel y sigo subiendo, una parte de este lugar me acompañará el resto de la ruta. A partir de aquí me encontraré las rampas más duras de la ruta. Sobre todo en la parte asfaltada del final de esta subida. Rememoro con una sonrisa otros tiempos. La última rampa exige todo mi ímpetu, para ello surco el camino, manejo, coloco y ataco la rampa a mi antojo, intentando someterla a mi voluntad antes de que me lleve por donde ella quiere. Lo logro solo a medias, pero el resultado final sí que es el deseado. Ya arriba giro a la izquierda. El camino me lleva a pasar junto a las instalaciones del Caat, quería plasmar en esta ruta el reloj armilar que hay en el recinto. 

Luego sigo hasta el mirador y el V.G. No tengo ganas de volver atrás como hemos hecho siempre, así que sigo para enlazar el camino que rodea la muela por los molinos del norte. Hay un tramo no ciclable, no son más que unos metros pero el camino se desdibuja bajo una alfombra de piedras y ramaje que crecen silvestres en medio de lo que debería ser el camino. Llego junto al molino y el camino aparece de nuevo. Desde allí dibuja un semicírculo que casi vuelve hasta las instalaciones del observatorio astronómico de la universidad, este es otro observatorio. Este quedaría a la derecha, pero yo tomo el camino a la izquierda que sigue subiendo hacia el estrecho de la muela. Paso el desvío y sigo recto. Pasado el último molino la sorpresa desagradable de la ruta: el camino está cortado por una verja. Mi gozo en un pozo, me he venido abajo. 

No tengo ganas ni intención de saltar la valla aunque como acto de rebeldía no estaría mal. ¿Quién y por qué cierra el camino? Me gustaría saber en nombre de qué articulo se cierra un camino. Si alguien lo sabe por favor que me lo explique, y si es una acción arbitraria y hay alguna plataforma tomando medidas sobre esta actuación que me avise, como también le dije en su momento a un activista en la zona de Chera por el cercado de un coto de caza en aquella zona. Es que estoy guerrero últimamente, mejor dicho… estoy hasta los “webs” de tanta injusticia y tanto caciquismo que seguimos permitiendo sin abrir la boca, no sea que nos la vayan a cerrar, y como no la abrimos pues no la cierran sin el menor esfuerzo. En una anterior entrada de este blog: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2012/06/un-granito-de-arena.html  Ya pongo algunas reflexiones sobre el tema… no serán las últimas, no me propongo hacer de este blog un ideario político, pero las reflexiones son tan mías como las crónicas de las rutas y me desquitaré cuando lo crea conveniente, que últimamente es muy a menudo. Uf, momento protesta de la jornada. Ahora ya no me ruborizan estos momentos como hace algún tiempo, ahora me cabrean por haber estado tanto tiempo callado. Sigo con la ruta.
Pues no me queda otra que bajar. Pero primero almuerzo a la sombra de los inmensos molinos de viento. O lo que sean pues hoy, y demasiado a menudo, tan solo son estatuas gigantes jodiéndonos las montañas. Todos los molinos eólicos que veo desde aquí en la provincia de Valencia están parados (y todos los que veré a lo largo del día también). En cambio al otro lado del río Turia, en Cuenca, si que giran y generan electricidad. Aquí por no pagar no se paga ni el viento, nos lo han cortado. Ah, pues no, yo lo siento en la cara. Pues será que han cortado la luz por no pagar, a ver si es que estos molinos funcionan con luz y no con el viento… o es que está por aquí Iker Casillas, “el hombre que lo para todo.” Si sigo así mando la crónica a paseo y lanzo otro alegato: “un granito de arena 3.” Calma Kike.
Durante el almuerzo y antes de abandonar la ruta, me replanteo bajar hasta Losilla, si se puede, por el camino que he dejado atrás cuando subía. Recalculo la ruta y veo que son unos pocos Km. más, así que voy a intentarlo. Retrocedo y tomo el camino a la derecha que baja hacia el depósito de incendios y llega hasta Losilla. El camino se pone algo bravo en algunos puntos debido a la pendiente y la cantidad de piedras. Llego abajo, a Losilla, junto al lavadero y la fuente de santa Catalina. Después tomo la carretera hacia Alpuente, a la derecha en ligera subida. Esto me da la oportunidad de ver la muela desde un punto de vista diferente y desconocido. El aburrido tramo de asfalto dura más de lo deseado pero al final asoma, tras las últimas estribaciones de la muela, el Castillo del Poyo. 

Una colosal muela al más puro estilo de las montañas del gran cañón del Colorado. La silueta es atractivamente hipnótica y será la referencia de esta parte de la ruta. Llego a la aldea de El Collado. Primero me recibe su lavadero. Luego callejeo hasta la iglesia y bajo hasta cruzar el barranco del Reguero. 

Allí hay una fuente de la que también beberé un poco. El pueblo tiene poco que ver, pero muestra su personalidad a través de una cierta uniformidad arquitectónica que, sin ejercer un marcaje férreo y permitiendo cierta variedad, conserva la idea de conjunto y un equilibrio de integración con el paisaje que pone, más en valor si cabe, su patrimonio artístico, cultural y medioambiental, así como la sostenibilidad de su riqueza rural. Salgo hacia el este en dirección a El Hontanar. 

Primero encuentro un refugio, de los muchos que veré por la zona, luego una fuente con abrevadero y otra estructura cubierta con dos pozas, este entorno es una preciosidad. A la entrada de la aldea el lavadero, menos delicado de lo esperado comparado con los de las aldeas vecinas. Tras una casa normal se esconde la fachada de la sencilla y delicada iglesia de la aldea. La fuente de la plaza, ofrece una estampa deliciosa. 

Solo rompe la sobriedad y el encanto de la aldea el frontón, pero por el delicado conjunto de todo el pueblo hasta eso se perdona. Sigo recto la única calle para salir de la aldea y encontrar una bajada de asfalto divertidísima aunque corta. Llego a la carretera y giro a la izquierda y enseguida a la derecha por camino de tierra. Curiosa la cantidad de sabinas que hay por la zona. La pena es que buscando una bonita y sola para fotografiarla, se me han pasado. Este desvío me lleva a pasar un barranco por un vado. Al otro lado encuentro, al poquito, la aldea de la Canaleja, muy cerca de La Almeza, otra aldea de Alpuente. La Canaleja la forman un par de núcleos separados entre sí pero con un encanto muy especial. Casas de piedra, de las de toda la vida. 

Casas bonitas y cuidadas que despiertan mi sana envidia. Salgo de este núcleo a la izquierda y luego a la derecha para encontrar un repecho corto pero duro. Arriba una fuente cubierta y luego una granja junto a una cruz. Ahora sí que llego a La Almeza. 

Pero el pequeño desvío ha valido la pena. Otra aldea perteneciente a Alpuente, y como tal con sus casas en armonía unas con otras. No es que la uniformidad sea total, pero el estilo es similar y guardan una apariencia de homogeneidad que personaliza al pueblo, es la distinción de todas estas aldeas. La aldea tiene poco que ofrecer,  pero de salida hacia Corcolilla busco el abrevadero, a su espalda encuentro el lavadero que está siendo encalado y tiñe de blanco el agua de la balsa. Antes de llegar a Corcolilla que asoma en lo alto de la ladera de enfrente me desvío a la derecha, por la carretera que llega al Hontanar, hacia el yacimiento de icnitas de Corcolilla. Un parking a la izquierda y la entrada a la derecha hacia las huellas de dinosaurios. Un cartel interpretativo del yacimiento explica el porqué de la conservación de estas huellas y su edad. 

Es una visita corta pero interesante. Ahora retrocedo y giro a la derecha cruzando otra vez el barranco de Reguero. Por aquí hay una foto en Google Earth de un canal prehistórico, pero ni hay señalización, ni parece estar a orillas de la carretera, ni hay un camino en el punto donde lo tengo señalado, y, como hay muchas fotos mal ubicadas, no me paro a adentrarme en los campos de cereales para averiar si está o no. Tampoco encuentro señales de su existencia en el panel interpretativo que hay en el pueblo junto al lavadero, que es lo primero que encuentro. Me adentro en el pueblo a la izquierda y llego a la plaza principal donde hay otro lavadero y una fuente. Bonita foto y continúo hacia el final del pueblo donde las casas están más arregladas y forman un pintoresco y uniforme conjunto. Al volver atrás tomo una calle a la izquierda para ver el interior de la aldea. 

Casas más viejas pero todas con la identidad propia de la zona. Lástima que los contadores de la luz estén en la fachada de todas las casas dando ese toque de absurda modernidad, es como un cepo en la rueda del coche que dice “enganchado”, es lo único que rompe la armonía, junto con los cables de la luz y las antenas y poco más. Frente a la puerta de la iglesia dos coches aparcados, estos también tienen lo suyo. Estos también rompen la estética del lugar, pero es lo que hay. 

La iglesia tiene una planta singular con varios tejados a distintas alturas y caídas y con una pequeña cúpula de azulejo de colores que da una curiosa y pintoresca decoración al edificio. Y la pregunta sería ¿porqué la iglesia sí puede tener colores y diversos toques arquitectónicos y las casas no? Pues mirad y foto y decidir qué es lo que rompe la estética. Salgo del pueblo y giro a la izquierda en subida. Otra rampa corta pero intensa. Toda la ruta ha sido un constante subir y bajar de pequeñas cotas que al final ponen su dureza en las piernas. Poco a poco el camino va girando a la derecha hasta quedar encarado al Hontanar, después de haber descartado el camino más ancho, a la izquierda, que sube hacia los molinos en lo alto de la muela. Veo el valle que he ido recorriendo en mi visita a las diversas aldeas de la zona. 

Los trigales doran el terreno entre verdes islas de apagado color en estos días de verano. De las montañas ya no se ve surgir el humo del brutal incendio de Andilla y alrededores, hace un par de meses que visitábamos la zona en la ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2012/05/alcublas-la-salada-sacanet-la-lidia-del.html todo el grupo. Hoy, como dice Sabina, “lloro en los bosques que el incendio arrasa”. Hoy respiramos peor que ayer, mejor que mañana, que por desgracia, tendremos otro incendio en cualquiera otro de los pocos bosques que aún nos quedan, pero tampoco por estos haremos nada. Y tampoco las autoridades harán nada para prevenir o apagar los incendios poco después de declarados, es mejor esperar antes que desplazar los medios aéreos, que son los que de verdad podrían apagar un incendio recién declarado con unas pocas pasadas antes de permitir que se extienda y luego luchar días y días contra él, o limpiar los bosques como se hacía antes para que no sean un polvorín y de paso dar trabajo y también algo de pasto al ganado. Luego emprendo la bajada. Llego a un desvío y giro a la izquierda, tras cruzar el barranco del Regajo, que ya no abandonaré hasta el final de la ruta, así como tampoco la bajada, excepto algún par de repechos. Al frente, veo el camino por el que tenía que haber bajado desde la muela de santa Catalina hacia la aldea de El Collado. La maldita puerta cerrando el camino ha estado apunto de arruinarme la ruta que al final he podido recomponer. Si la puerta es para que no se escape el ganado, las puertas canadienses arreglan ese problema y permiten el paso. El barranco se crece pegado a la ladera noroeste de la montaña. 

El fondo de la rambla es un pequeño vergel de vegetación de ribera en busca de la poca humedad que aún atesora el subsuelo del barranco. Algunas fuentes derraman pequeños hilos de agua que cobran el fondo del barranco. Las formaciones rocosas crean formas imposibles como grandes galápagos detenidos en el tiempo, como las huellas de los dinosaurios que acabo de ver. Y este pequeño bosque se muestra inmenso ante la tragedia acaecida unos kilómetros más al noreste, como si quisiera hacerme un guiño para olvidar la catástrofe del fuego descarado y malintencionado; como si quisiera compensarme con su inconfundible fragancia y bondad. No puedo más que venerar su loable intento con una pausa casi infinita para comer, mientras lo admiro. Antes, paso por las ruinas de la aldea de Vizcotas. 

Solo un colosal edificio sigue en pie con más pena que gloria dejando ver sus ventanas como ojos vacíos en un esqueleto. Luego encuentro unas rocas apropiadas para descansar mientras hago la pausa de la comida. Al otro lado del barranco, un cortafuegos parte la masa forestal del bosque como si su sola presencia fuera alguna solución. 

Un cortafuegos sin camino, un cortafuegos absurdo, un cortafuegos sin accedo posible ante la insuperable pendiente que salva. Arriba los molinos eólicos. Al menos esta montaña no la dejarán que se queme, es demasiado valioso su contenido tecnológico. Aunque si seguimos sin “pagar” el viento para que funcionen, igual abandonan también los molinos poco más de un año después de haberlos instalado. Cobrada la subvención y aprobada la subida de tarifas, para qué vamos a preocuparnos en hacerlos funcionar si ya están amortizados.
El calor, que ha ido creciendo a lo largo de la jornada, me insta a una pausa más sosegada. Después me pongo en marcha bajando hacia el rento de Benacatázara, el escudo heráldico de la puerta deja constancia de su importancia tiempo atrás. 

Aún parece estar en uso a pesar de su descuidado estado. No creo que sea fácil ni barato mantener una masía de estas dimensiones con el cada vez menor uso y explotación de estas tierras. 

Sigo bajando siempre con el barranco a mi izquierda, dejando bonitas postales aquí y allá. 

Al final llego a las abandonadas casas del Regajo, lugar donde se cierra el círculo y donde giro a la izquierda para cruzar la rambla y remontar hasta la carretera, cruzarla y tomar los últimos metros de camino hasta el lugar donde una vez más espera pacientemente el grandote que se tragará la bici para llevarnos a casa, donde espera ese café con hielo y las buenas noticias que preceden a la cerveza. 


Track de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3092303