viernes, 13 de enero de 2017

Simat-Llutxent-Surar-Barx



Concluía con esta ruta entre los Monasterios de Simat y Corpus Christi (Llutxent)  la trilogía de rutas por los monasterios entre Alzira y Alfauir.
Dejo aquí los enlaces a las rutas que visitan estos monasterios:

Monasterio de la Murta en Alzira no es accesible en bicicleta.
Monasterios de Simat y Corpus Christi (Llutxent):  
Aprovechaba estas vacaciones a principios de año para cerrar este proyecto ya empezado y no retrasarlo a la semana próxima pues las previsiones meteorológicas no son muy halagüeñas. Así que en coche hasta Simat de la Valldigna inicio y fin de ruta. Por el camino amanece y los primeros rayos de sol acompañan la melodía falling apart together de Immaculates Fools subo el volumen, a full… canto a pleno pulmón sin saber lo que digo “solo se le parece”, luego, sin solución de continuidad engancha con fisherman blues de The Waterboys, ¿esto no tiene más volumen? Da igual. Y en un abrir y cerrar de ojos ya ha amanecido, ¡hágase la luz!!! Dos de esas canciones que dan un buen rollo increíble y uno no quiere saber de qué hablan no sea que las vayamos a estropear. Llego a Simat y descargo la bici. Empezamos con la musiquilla en la cabeza y la moral a tope, a pesar del fresquito.
Dejo el monasterio a mi espalda y ruedo paralelo a la carretera, enseguida a la izquierda para enlazar con la carretera de Xátiva y la salida junto al cementerio que también enlaza con la primera de esta secuencia de rutas. 

Encuentro aquí una sorpresa en forma de lavadero. No conocía este segundo lavadero en Simat y siempre es una alegría encontrarlos. Llego a la carretera y esta empieza a subir inmediatamente. Me quedan algo más de 4Km. casi al 6% de media. Nada excesivo y encima por asfalto fino y fácil, carretera con poco tráfico y buenas vistas cuando la carretera gira mucho a la derecha y deja todo el valle y el mar a la vista. 

Ya al otro lado del puerto de montaña, la montaña a la izquierda comienza a ser protagonista mostrando sus escarpadas cumbres. Y el nuevo valle se derrama hacia el interior buscando las aguas del río Albaida y del Xúquer, del mar. La bajada es rápida por la sombra ya que la cercana montaña no deja entrar el sol en todo el invierno. Al fondo la sierra Vernissa se desvincula un poco de la serra Grossa para arropar Xátiva a sus pies. Gano velocidad en estas curvas amplias hasta llegar, inmerso en la pinada, al desvío a la izquierda hacia el Pla de Corrals, pequeño núcleo de población perteneciente a Simat. Llego por la carretera hasta la ermita del Pla de Corrals. 

Pequeña y blanca sus coloridos pináculos marcan el celeste azul que los rodea. En la fachada la sombra de los farolillos agranda su relieve bajo el prisma solar. 

Sigo adelante y paso el desvío que tomaré en unos instantes; primero me acerco al núcleo de población para ver el lavadero, embutido en el barranco junto a una pequeña compuerta. Podría ser este punto el nacimiento del río Barxeta tras juntarse los barrancos que bajan desde la sierra. Algo más allá una zona de merendero bajo la arboleda típica de ribera. La sierra proyecta su sombra en gran parte del valle y sus escarpados picos parecen inaccesibles. Retrocedo hasta el desvío y lo tomo, ahora, a la derecha. Poco después otra bifurcación. A la derecha hacia Quatretonda, esa es mi dirección. Tramos de cemento indican rampas fuertes, pero al final no es para tanto. Lo que si pica es la fresca humedad del camino que no ha visto el sol desde hace, quizá, meses. Y lo que le queda. Las lluvias de las pasadas semanas mantienen el ambiente húmedo y fresco y el suelo se llena del verdín característico de este tipo de climatología. El camino se pega al barranc del L’Avenc que vadearé en varias ocasiones por tramos encementados pero que hoy no presentan caudal, al menos no más allá de mojar algo las cubiertas. La pendiente suave, el aroma a bosque húmedo, el frescor de plantas henchidas de agua, los romeros en flor buscando su máximo apogeo y siempre custodiados de sus inseparables tomillos y oréganos, todo un placer para los sentidos. 

El sol filtrando luz entre los pinos iluminando un mundo distinto y solitario. Sigo subiendo sin problemas, disfrutando de la tranquilidad, del silencio y de la soledad claustrofóbica que enlentece este clima invernal. Paso varios postes indicadores de senderos y llego a la casa de la Bastida. 

Un aula de la naturaleza enclavada en inmejorable lugar para su propósito. Poco después llego a una zona con merendero y una vieja casa con una fuente. A partir de aquí el paisaje cambia pues dejo de estar tan aprisionado dentro del barranco y el camino sube a un nivel más cercano a los suaves cerros que me rodean. Sigo en ascensión pero de forma más suave. Llego a un altiplano donde el camino será la divisoria de los barrancos que vierten sus aguas al norte o al sur. Giro a la izquierda y en el siguiente cruce a la derecha. Ya alcanzo a ver el inmenso plano de la Vall d’Albaida. 


El camino se estrecha y junto a un gran muro de piedra este se mimetiza con el camino y son todo uno. Intento buscar la foto “del árbol” (el “árbol” es un proyecto de ruta que tengo para más adelante pues esta semana, mientras escribo esta crónica, la meteorología ha reventado mis expectativas de hacer rutas a lo grande) en el valle desde este punto elevado, pero lo más que consigo es una buena panorámica del Benicadell y la serra Mariola tras él. Una gran mole de piedra. La única salida entre los arbustos. De momento la suave superficie pétrea permite rodar en bajada sin problemas, pero pronto, junto al enorme barranco que asoma a mi derecha y que es el que veía en su cabecera unos metros atrás, el camino se torna intransitable por el arrastre de piedras. Solo serán unos metros hasta poder volver a pedalear pero me obliga a bajar de la bici. Bajada rápida hacia Quatretonda que interrumpiré a la señal del treki para girar a la izquierda y dirigirme hacia Llutxent. Llego a un cruce de caminos y descarto el que comienza a bajar hacia el pueblo, giro a la izquierda y sigo subiendo hacia el monasterio del Corpus Christi edificado sobre una antigua ermita del siglo XIII. 

La primera imagen del conjunto es fascinante: el tupido pinar verdeado por la hierba que mulle el suelo. Los caminos se bifurcan y no sabes cual tomar. A la derecha el templete que me recuerda mucho el humilladero de Alcalá de la Selva: http://www.elitetorrent.net/categoria/2/peliculas/pag:3

A la derecha el camino lleva hasta la cruz delante de la entrada a la iglesia. Lástima que el campanario está en obras y los trabajos de andamiaje, con su inevitable ruido afeen el lugar que sin duda era el elegido para descansar durante el almuerzo. 

Rodeo el edificio buscando ese lugar tranquilo que permita el descanso pero no lo encuentro pues hay más obras de acondicionamiento con los árboles de la zona.


Unas cuantas fotos más y desciendo hacia la Ermita de la Virgen de la Consolación apenas a unos metros del monasterio bajando hacia el pueblo. 

Allí, junto a la cruz de piedra y los dos enormes árboles pararé a almorzar y deleitarme con el paisaje. 


La ermita es un coqueto edificio con la peculiaridad de un precioso reloj de sol. 

Hacia el sur el paisaje se viste de agujas y escarpadas crestas. El “mountain Skyline” es abrumador. Enfrente la serra de La Solana, a la izquierda el Circ de la Safor y a la derecha el Benicadell. 

Más próximo, a mi izquierda, el valle que baja desde Pinet, la carretera y los restos del castillo de Xio del siglo XII edificado durante la dominación Almohade. Más allá las colinas que bien pronto voy a tener que subir. Almuerzo fotografiando cada cumbre que se me pone por delante. Por desgracia la posición del astro rey volverá, una ruta más, a nublar las fotos que ya de por si no son demasiado limpias con esta cámara. Pero es lo que hay y al menos el recuerdo me lo traigo conmigo. Acabado el bocata, un par de respiraciones conscientes y me dejo caer en una bajada rapidísima hacia Llutxent. 

Me paso la primera entrada al pueblo que atacaré desde el centro para subir y ver la plaza de la iglesia y el Castillo Palacio obra del siglo XIV. Salgo del pueblo hacia el polideportivo y poco después una enorme fábrica de palets. Tras ella bajada rápida, cruzo el río Pinet; que más tarde se convertirá en la rambla Vernissa, aquella que pasé en la segunda ruta de esta serie y en la que se había hecho una presa de laminación, y me adentro entre campos de cultivo hasta hacerse cada vez más débil la presencia humana. Comienzo a subir con alguna rampa nada despreciable y siguiendo los paneles que indican la dirección del Surar. Dejo atrás los cultivos y el paisaje de montaña con sus arbustos aromáticos toma el control. Las grandes arboledas hace tiempo quedaron arrasadas por los incendios. Me adentro en el camino que remonta uno de los innumerables barrancos que bajan desde la parte este de la sierra del Buixcarró hacia el valle de Pinet y que nutren su río. Llego a una bifurcación. El camino que sigue adelante al final no tiene salida así que hago caso del GPS y giro a la izquierda junto a una vieja caseta. Tomo aquí el camí del Surar, el PR-CV 434. Tras la curva el camino se… 


y siguiendo la tónica, la triste historia de mis últimas salidas, pie a tierra y a patear el camino durante al menos 3Km. Algún pequeño tramo se podía hacer pedaleando pero nada excepcional. Para colmo aquí arriba ha empezado a arreciar el viento y un manto de nubes amenazaban el plácido día que he tenido hasta ahora. 

He encontrado un árbol, no el que buscaba en el valle pero algo es algo, se lo enviaré a Luis a ver qué le parece a él, que también anda a la busqueda de un árbol. También veo el V.G. de Puchegut, pero queda fuera de camino y con lo que estoy pateando ya tengo bastante. Por suerte las panorámicas son exquisitas, a pesar de la luz en contra. 
No son buenas para la cámara pero sí para mí. Con la altitud voy ganando vistas sobre las mismas sierras de antes, pero además tras ellas se abre todo un mundo de cumbres, filos, agujas y crestas que darían para un “clínic”. 


Con el límite visual cerrado por las sierras de Aitana, els Plans, la Font Rotja, el Menejador, el Montcabrer, la serra de Beneixama, la Filosa, la Serra Grossa, etc. Vamos, lo que vendría a ser una locura. Si nos juntamos aquí arriba Luis y yo redondeamos las montañas de tanto mirarlas. 

También se abren ante mí ventanas a barrancos que miran hacia el sureste, y allí abajo en el valle intento, sin éxito, captar la imagen del monasterio de Sant Jeroni tapado por la ladera de la montaña. En cambio si veo con fuerza la silueta afilada del Montgó. Sigo subiendo esperando que más pronto que tarde pueda volver a pedalear la sierra. Lo hago un poco antes de encontrar a mi izquierda el camino que viene desde Pinet. Una ruta da para muchos pensamientos, y uno de ellos me hace centrar mi atención en los objetivos para el nuevo año. Parece que hace una eternidad pero solo estamos a día 13 de enero y ¿qué pasa con todos esos proyectos que nos habíamos marcado? ¿siguen ahí, intactos? ¿los hemos empezado y ya los hemos abandonado? ¿buscamos un momento mejor para llevarlos a cabo? No lo hay, no hay mejor momento que este, solo hay excusas para posponerlos… o razones para empezarlos. Y el pensamiento tal como viene se va y se sustituye por otro y otro y otro, y veo que estoy pensando más de la cuenta, demasiado deprisa y disfrutando de toda esta ruta menos de lo debido. Así que momento mindfulness y aplico toda mi atención en disfrutar el paisaje e integrarme en este paisaje que tanto me está haciendo sufrir, pero es lo que hay, he sido yo quien he venido a buscarlo, a disfrutarlo.

También encuentro, dispersas, algunas encinas o carrascas, o podrían ser perfectamente sureras pues no sé muy bien distinguirlas en marcha, y hay tan pocas que no voy a parar a mirar los troncos para ver el corcho. Si esto es el Surar creo que se han precipitado con el nombre. Sigo el camino y llego al desvío de la barraca de Pedra, luego al barranco del Surar y finalmente a la Baseta del Surar. Ahora sí que estoy en el Surar y la vegetación no deja lugar a dudas. 



Allí, junto a la pequeña balsa hay un par de mesas de madera al cobijo de los enormes alcornoques que presentan el típico corte en la corteza señal de su antiguo aprovechamiento para extraerles el corcho. 

Tras las fotos y un pequeño descanso sigo camino para observar, con un poco de perspectiva la grandeza de este rincón. Poco después comienza la bajada y esta me acerca a los barrancos que surcan la zona central de esta gran herradura que es la sierra del Buixcarró. 

La panorámica se abre hacia el valle de Pinet primero y hacia la Vall d’Albaida más allá. Rápidamente llego a otro cruce de caminos. 

Voy a la derecha pero antes me desvío unos pocos metros para ver de cerca un gran navajo, al menos más grande que la Balsa del Surar, que queda un poco a la izquierda ya en el camino hacia Pinet y el Pla de Corrals. Hago la foto de rigor a esta charca rojiza y continúo la bajada, hacia la derecha, que me lleva al valle de Barx. 

Enfrente el coloso, el rey, el Montdúver al que desde aquí rindo pleitesía. Veo las colosales rampas que enfrentamos en dos ocasiones y de las que salimos victoriosos. 

El camino deja la tierra y se vuelve asfalto, y con él la pendiente se incrementa, así que la bajada es vertiginosa. Exprimo los frenos al aproximarme a las curvas de herradura y al soltar ya estoy volando otra vez. Y así, en un suspiro llego a la fuente de la Benita, última foto de la jornada, izquierda y unos metros después enfilo la entrada al pueblo. Aquí tengo el susto de la jornada ante una zanja sin señalizar por la que pasan unos tubos, supongo que de la luz o similar. Sin esperármelo el trompazo seco contra el canto apunto está de tirarme de la bici pero consigo soltarme las calas y dar unos pasos trastabillando que finalmente hacen que no me haya caído de milagro. La cámara no tiene tanta suerte y en esos pasos sale volando de la funda y este si es un buen trompazo, “defunci… tivo”. Miro la bici y compruebo que no se ha hecho nada. Luego comprobaré que la suspensión delantera no retorna como es debido, supongo que por un retén o porque se haya descomprimido, no sé. De momento me acerco a la nevera que está solo a unos metros y me servirá para tranquilizarme mientras admiro la monumental obra.
Qué manía tienen las zanjas conmigo: http://bikepedalvalencia.blogspot.com.es/2014_11_01_archive.html  
De momento solo han roto aparatos, yo esta vez voy, de momento mejor parado, aunque con dolor en la cadera y la espalda. 


La nevera, rematada con una especie de esfera armilar presenta un atractivo más que notable. También ayuda el entorno cuidado y especialmente diseñado para acompañarla. 

Emprendo la marcha entrando en el pueblo que me recibe con un precioso reloj de sol en una de sus casas. Tras esto llego hasta la plaza de la iglesia y luego me acerco a l’Avenc de la Donzella. Primero lo intento por un camino que el propio barranco corta. 

Encuentro bajo una higuera un “charco” de tréboles que no se si son para desearme suerte o si es que me la han traído hace unos minutos. En cualquier caso gracias, por lo que pudo haber sido y por lo que será. Doy la vuelta al barranco para encontrar el cartel que indica al Avenc. Llego hasta el cartel que indica que está a 300 metros pero no se oye el agua caer, así que no recorro esos metros por un terreno bastante embarrado. Vuelvo al camino y continúo hacia la carretera que me bajará a Simat. Ya la conozco así que sé lo que me espera. Una bajada rapidísima y divertida por zigzags que exigen “brillo, brillo” o dicho de modo más mundano, freno a tope de maneta para no comer guardarrail. 

Las panorámicas que ofrece la bajada del conjunto monacal son impresionantes y no por conocidas me voy a ahorrar la parada para ver el monasterio desde las alturas. Sigo adelante y gano el llano, aunque no del todo pues el terreno sigue picando ligeramente hacia abajo. Con todo puesto pedaleo rápido para exprimirme en estos últimos metros de ruta. 

Entro al pueblo y paso ante el monasterio. 

Luego llego hasta la fuente grande que recoge parte de las surgencias de agua del macizo que acabo de recorrer. 

Eso explica el caudal de agua del río Vaca a partir del desagüe de la fuente. El lavadero también tiene su caudal. Recorro los últimos metros de la ruta para llegar al coche donde me espera un refresco y algo de fruta antes de llegar a casa a por la cerveza de fin de ruta, rutón.




Track de la ruta: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16278200